Lawrence of Arabia (1962), dirigida por David Lean, es una épica película británica que sigue a un coronel inglés que es enviado a Medio Oriente para contrarrestar el avance del Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial. Obtuvo el Oscar.

Por Nicolás Bianchi

Unos años después del éxito de Lawrence of Arabia, Omar Sharif, uno de los actores principales del film se preguntó, durante una entrevista: “Si tú eres el hombre que tiene el dinero y viene alguien a decirte que quiere hacer una película de cuatro horas de duración, sin estrellas, sin mujeres, sin una historia romántica y sin mucha acción, y que además es un proyecto para el que necesita una enorme cantidad de plata porque gran parte debe ser filmado en el desierto, ¿Qué le dirías?”.

A pesar de todas esas supuestas carencias, Lawrence of Arabia fue una exitosa súper producción histórica que retrata la obra del coronel británico enviado a lo que es hoy Arabia (mayormente desierto) para unir a las tribus locales contra el avance del Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial. Si bien la película comienza con algunas escenas en las que se contrapone a los británicos, o la civilización, con las tribus árabes, o la barbarie, pronto la acción toma un cariz más complejo e interesante.

T. E. Lawrence (Peter O´Toole) fue un excéntrico coronel del ejército británico, de modales refinados y gran cultura. Un hombre sensible apartado del estereotipo del recio militar. Al llegar a El Cairo recibe instrucciones de adentrarse en Medio Oriente para intentar establecer una resistencia contra el Imperio Otomano que contralaba la zona. Pero Lawrence no recibe un plan que debe llevar a cabo sino que sus órdenes no son del todo específicas. De alguna manera, es un personaje librado a la aventura.

El cuadro que encuentra Lawrence es el de una región controlada en principio por los turcos, en la que viven una serie de grupos tribales enfrentados entre sí y que, en el mejor de los casos, maniobran para ver qué pueden obtener de quienes se les acercan. Los jefes tribales Auda (Anthony Quinn) y Ali (Omar Sharif) son los personajes acostumbrados a vivir en un marco de violencia y enfrentamiento constante, mientras que el príncipe Faisal (Alec Guinness) busca construirse como un líder político con el apoyo o de los turcos o de los británicos.

La película, filmada en Marruecos y el sur de España, contiene un trabajo de fotografía extraordinario, firmado por Freddie Young, que logra convertir al desierto en un factor clave de la narración. En las arenas que parecen extenderse sin fin, y bajo un sol agobiante, Lawrence empieza a transformarse. La violencia, las dificultades para sobrevivir y los derramamientos de sangre afectan al personaje. Ese ángulo es uno de los más interesantes del film.

El protagonista, que comienza prácticamente como un caballero, se transforma. La violencia que experimenta, y el medio natural que lo oprimen lo rompen de a poco. Lawrence no es un conquistador ni un cínico oficial británico que manipula a las tribus locales sino que es, junto con ellos, una víctima de los hechos, de la guerra. En ese camino del protagonista la película logra cierta distancia de la típica oposición entre occidentales civilizados y locales brutos e incivilizados.

Lawrence of Arabia es una gran película si se considera el trasuntar de su protagonista, lo que la hace más atractiva desde el punto de vista dramático que desde la óptica de la Historia. Se trata además de una obra pomposa, ceremoniosa, que se toma mucho tiempo para mostrar los paisajes del desierto y el desfile de centenares de caballos, camellos y hombres. Arabia es presentada como un país forjado a sangre y fuego, pero diseñada en un puñado de conversaciones entre hombres de uniforme y otros que visten turbantes.