La llegada e impacto de una serie de meteoritos pone a la humanidad en jaque en Greenland (2020), dirigida por Ric Roman Waugh, donde se muestra, quizás exacerbadamente, la cultura de la exclusión y el sálvese quien pueda.

Por Nicolás Bianchi

El planteo general es bastante fácil de asimilar en un año pandémico. Un evento, en este caso una serie de asteroides próximos a colisionar con la Tierra, pone al planeta al borde del abismo. Al estar la supervivencia en juego los problemas de la humanidad se profundizan, cualquier lazo de solidaridad se rompe y solo hay espacio para una carrera desenfrenada y egoísta hacia la improbable salvación.

Gerald Butler, que ya hizo dupla con el director del film en Angel Has Fallen, interpreta al ingeniero John Garrity, uno de los pocos estadounidenses privilegiados a los que le llega el mensaje de la presidencia a su teléfono celular en el que le indican, ante el desastre por venir, que él y su familia han sido seleccionados para ser trasladados a un refugio secreto ubicado en Groenlandia, como indica el título de la película.

John inicia así una odisea junto a su mujer Allison (Morena Baccarin) y su pequeño hijo Nathan (Roger Dale Floyd), que además sufre de diabetes y es insulina dependiente, como para agregar algún problema más al ya complicado periplo. John recibe el mensaje de supuesta salvación en un living lleno de familiares o amigos, lo que no queda claro, en el que ellos son los únicos elegidos. La escena da paso a momentos desesperados en los cuales los otros les piden a los protagonistas del film que los lleven con ellos, o por lo menos solo a los niños. No pueden hacerlo porque no los van a dejar viajar, las instrucciones que recibió John fueron claras.

El del protagonista John es el primero de muchos actos miserables que circundan por el relato. Si bien no parece haber muchas posibilidades de ayudarlos ni siquiera lo intentan. Es más, Allison ni siquiera baja el vidrio de la camioneta gigante 4x4 color champagne cuando su hermana o su cuñada o su amiga (realmente no sabemos quién es porque la película no lo dice) le pide ayuda. Apenas si les prometen llamarlos cuando lleguen adonde tienen que ir, cosa que nunca harán aunque tengan la posibilidad ya que con el devenir de la trama encontrarán una manera de salvación alternativa.

De manera intencionada, o por simple torpeza narrativa, los protagonistas del film inician la película convirtiéndose en unos despreciables desalmados que, como el resto de la población, parece buscar la salvación de forma egoísta e individual. Más adelante habrá miserias peores, como cuando el ejército excluye al hijo de John del viaje por ser diabético. Es sabido que en Estados Unidos la salud y el Estado es mejor que estén separados. También ante algún desborde provocado por ciudadanos desesperados que buscan viajar los militares comenzarán a disparar a matar. No es conveniente extremar los argumentos a este punto, pero ante la selección de población y la represión el ejército norteamericano aparece en el film sin más moral que un regimiento nazi.

Así los personajes deberán sortear un océano de conductas miserables, y con ayuda de unos pocos gestos de solidaridad, podrán avanzar. En el medio se pierden y se reencuentran varias veces, que es lo que siempre sucede en este tipo de películas. Además, lo que hay de fondo, es un melodrama familiar porque John, un marido infiel, mientras intenta salvar a todo el mundo también recompone la relación con su mujer. En cuanto al rol femenino la película bien podría haber sido filmada antes de la reciente ola feminista, ya que no da cuenta de ningún tipo de empoderamiento. Allison está ahí para ser salvada por su marido y cuidar a su hijo, nada más.

A diferencia de otras obras del cine catástrofe, Greenland presenta un uso muy moderado de los efectos especiales. Los diálogos parecen salidos de formularios estándar para este tipo de historias y resulta incierto si toda la miseria que la película exhibe responde a la intención de su realizador o simplemente fue considerada necesaria para hacer avanzar la trama. En cualquier caso no hace falta ver este film para comprender que en tiempos difíciles hay muchos capaces de cualquier atrocidad con tal de salvar el pellejo.