Resumiendo (para aquellos impacientes), es una película que no consigue un ritmo óptimo, repleta de personajes insustanciales que no transmiten y completamente basada en unos efectos visuales para nada novedosos ni muy espectaculares que deja como resultado un espectador frío y una película entretenida pero absolutamente olvidable. Por lo que aquellos animados que se acerquen al cine en busca de mero entretenimiento sin ningún tipo trasfondo podrán salir satisfechos. El resto desearán haberse quedado en casa.

El cine de Roland Emmerich no es una incógnita aún por descubrir pues claro está su afán por destruir el mundo de diferentes y rebuscadas formas. Aquel bienaventurado espectador que compre una entrada sabe a lo que va. No obstante, Emmerich vuelve a decepcionar pues el sentimiento de esperanza que su anterior película, Midway, que arraigó en los espectadores después de la decepcionante secuela de Independence Day, es reducido a cenizas con la nueva Moonfall.

En primer lugar, considero que le cuesta arrancar. Es cierto que, el problema que debe ser resuelto, se presenta al espectador de forma muy temprana. No obstante, es de forma tardía cuando realmente nos enfrentamos a él. Es decir, en la primera mitad de la cinta el espectador sabe que es lo que está ocurriendo pero el protagonista no, por lo que en esta primera mitad impera una búsqueda por parte del protagonista y una espera por parte del espectador que resulta realmente inútil e innecesaria. Respecto al resto de la hora la película se divide en dos. Por un lado la parte de catástrofes y supervivencia que viven los personajes que se quedan en la tierra, la cual resulta aburrida, y la parte de ciencia-ficción que se desarrolla mediante los personajes que van a la luna para salvar el mundo la cual es más interesante pero que decepciona en gran medida. Es por ello que la película no termina de alcanzar el ritmo que debería.

En segundo lugar, los personajes así como la relación entre estos es en absoluto verosímil, convincente e interesante. Se nos presenta un caos de personajes que están innecesariamente entrelazados y la película falla en sus intentos de justificar a cada uno ellos y tenemos algunos que realmente no aportan absolutamente nada a la trama. Además la complejidad de los personajes brilla por su ausencia. Había posibilidad de ahondar en el personaje principal con respecto a su relación con su hijo delincuente o su supuesto sentimiento de culpa o a través de su injusto despido pero ninguna se desarrolla eficazmente. En suma, los diálogos inconcebibles no ayudan, de hecho consiguen levantar más muros entre el espectador y los personajes haciendo imposible empatizar con ninguno de ellos.

En tercer lugar comentar que es una película absolutamente basada en efectos especiales y visuales que merecen ser vistos en la pantalla grande pero que no son nada que no hayamos visto antes y que realmente teniendo 150M de presupuesto tampoco es que sean del todo alucinantes, por lo que la cinta tampoco termina de atrapar al espectador por ese lado. Y por último, mencionar que la cinta no supone una crítica ni merece una reflexión a fondo sobre nada en especial (a diferencia de la reciente Don’t Look Up), por lo que termina siendo una enorme película pero, sobre todo, simple, frívola, indiferente y cara (tanto para la productora como para el espectador que paga la entrada deseoso de ver cine).