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España España · Zaragoza
Voto de Hilodeseda:
8
Drama. Comedia Tres años antes de la crisis mundial del 2008 originada por las hipotecas subprime que hundió prácticamente el sistema financiero global, cuatro tipos fuera del sistema fueron los únicos que vislumbraron que todo el mercado hipotecario iba a quebrar. Decidieron entonces hacer algo insólito: apostar contra el mercado de la vivienda a la baja, en contra de cualquier criterio lógico en aquella época... Adaptación del libro “La gran ... [+]
28 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos acostumbrados a que el cine que nos llega, en su gran mayoría, resulte cine comprensible y de fácil asimilación. Esta premisa, pocas veces transgredida, no se cumple con el gran estreno que nos ha llegado esta semana a la cartelera de nuestro país: ‘La gran apuesta’, película dirigida por el cómico de brocha gorda y director Adam McKay (hasta la fecha siempre de la mano de Will Ferrell) y que ha compilado nada menos que 5 nominaciones a los Oscar que se celebrarán el próximo Febrero (película, director, actor protagonista –Christian Bale–, guion adaptado y montaje).

‘La gran apuesta’ será seguramente tachada de magnífica por quienes comprendan todas sus recónditas entrañas, para quienes pongan en valor las bases de un film de altos vuelos, aunque todo ello no impedirá que sea desacreditada por una gran parte de público, por todos aquellos ajenos a su lenguaje y que la contextualización les parezca una especia de videoclip con famosos que interpretan a personajes despreciables que abofetearíamos de tener delante. Todo es válido: la magia del cine una vez más luce esplendorosa ante nuestros ojos.

El gran acierto, así como el gran problema de ‘La gran apuesta’ radica como digo en la utilización de un lenguaje financiero con cierta complejidad. Lenguaje donde términos como hipotecas subprime, hedge funds, Agencias de calificación, CDO, CDS, subyacentes o swaps suenan de manera habitual en boca de los protagonistas. A pesar de ser así y entendiendo que como es evidente no todo el mundo está familiarizado, creo que la base del montaje que utiliza McKay tiene un sentido y un trasfondo didáctico que facilitará la comprensión de la jerga utilizada para todo aquel espectador medio. Con ello, y gracias como digo a ese brillante montaje, encontraremos escenas donde los protagonistas hablan al espectador, otras donde se ponen sencillos ejemplos que explican de manera breve lo que en la conversación están tratando –utilizando para ello a famosos como el chef Anthony Bourdain, la cantante Selena Gómez o la rubia actriz Margot Robbie– u otros instantes donde también la utilización de música o escenas ajenas al film provocan un efecto placebo para quienes la cabeza empezaba a estallar. Todo con un fin: mostrar de manera fidedigna –lo cual habilita el uso de los términos específicos– y lo más clara posible los cimientos del inicio de una crisis global que amenaza con dejar a la altura del betún el Crash del 29.

En mi opinión el tono irónico del film, paródico en ocasiones, utiliza y confecciona un caldo de cultivo propicio que aproxima a la entelequia terrenal uno de los mayores escándalos financieros a nivel mundial. Un problema generado por los grandes poderes económicos que sustentan la cultura del capitalismo reinante –los bancos, brokers y agencias de ratings– y al que hemos sido arrastrados los habitantes de los países del primer mundo y por ende, el resto del globo terráqueo. Una debacle financiera que trasmiten con precisión y tensión varios de los personajes que desfilan delante de nuestros ojos.

El guion –recordamos, nominado al Oscar– a cargo del propio Adam McKay y Charles Randolph está basado en la novela de Michael Lewis The big short: Dentro de la máquina del juicio final, escritor estadounidense y periodista económico autor de potentes obras como las también adaptadas en las gran pantalla ‘The blind side’ y la excelente ‘Moneyball’ (ambas dos con varias nominaciones a los Oscar).

La narración de la película se desarrolla a través de 3 historias casi paralelas: por un lado conoceremos a Michael Burry (Christian Bale), un extraño economista solitario y analista de datos con síndrome de Asperger y un ojo de cristal que ve venir el desastre antes que nadie; Mark Baum (Steve Carell) y su equipo, un moralista y con cierto valor ético basado en la figura de Steve Eisman; y por último la joven pareja de inversores y gurús económicos compuesta por Charlie Geller (interpretado por John Magaro) basado en la figura de Charlie Ledley y Jamie Shipley (Finn Wittrock) basándose en el economista Jamie Mai. Las tres historias irán combinándose en el tiempo a medida que se van a sucediendo los acontecimientos y se van destapando las -por utilizar un eufemismo- extrañas prácticas del mundo bancario sobre el mercado bursátil y las calificaciones de los bonos por parte de las Agencias de calificación. Todo un acierto la dirección de Adam McKay, así como el montaje, dirección de actores y guion.

El ritmo es elevado y el reparto, además de los ya mencionados, se completa con la presencia de los populares Ryan Gosling y Brad Pitt en dos personajes de importante relevancia en toda la maquinaria que se nos cuenta además de las más irrelevantes Marisa Tomei y Melissa Leo.

En definitiva un film de gran calado, atrevido, casi indómito e incontrolable que cuenta algo tan oscuro y sorprendente que, en palabras del director y escritor, han tenido que mostrar con un tono irónico para aproximarlo a todo tipo de público. Muy interesante y de obligado visionado para todo aquel que tenga una elevada cultura financiera o se muestre interesado en los negocios financieros/inmobiliarios.

Lo mejor: Christian Bale dentro de un notable reparto. El guion y el montaje.
Lo peor: El obligado galimatías financiero puede provocar momentos poco comprensibles.

Valoración:
Banda sonora: 7
Fotografía: 7,5
Interpretación: 7,5
Dirección: 9
Guion: 9
Satisfacción: 8
NOTA FINAL: 8

@hilodeseda - www.habladecine.com
Hilodeseda
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