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Voto de Sergio Berbel:
10
Cine negro. Intriga. Drama Los Ángeles, 1937. El detective Gittes, especializado en divorcios, recibe la visita de la esposa de Mulwray, el jefe del Servicio de Aguas de la ciudad, que sospecha que su marido la engaña. Al mismo tiempo, Gittes descubre que los agricultores acusan a Mulwray de corrupción por su negativa a construir un pantano que paliaría la sequía que sufren. Poco después, el escándalo salta a la prensa, pero la cosa se complica cuando una mujer ... [+]
29 de junio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante la mejor década de la historia del cine, los 70. Algo ocurrió en las profundidades de Hollywood que hizo que despertara, decidiera hacer cine adulto y maduro, complejo y de extrema calidad, trascendiendo el entretenimiento. Ello coincidió con la mejor generación de cineastas que haya existido nunca y las obras maestras se fueron sucediendo unas a otras en cascada inagotable. En mitad de semejante paraíso cinéfilo, apareció “Chinatown” de otro de esos genios, Roman Polanski, que venía de triunfar sin límites en los USA con “La semilla del diablo”, y que aquí se permite reformular el thriller de detectives privados para llevarlo hasta límites antes nunca alcanzados.

De nuevo ambientando en los años 30, donde siempre miraba aquel cine perfecto que me convirtió para siempre en un cinéfilo empedernido. El magistral, en su convencionalismo con las constantes del género, guión de Robert Towne, en esta ocasión, nos adentra en una ciudad sedienta como Los Angeles, en plena sequía. Las peleas políticas y económicas por el agua son terribles, el agua es el motor de todo en una ciudad al borde del colapso. Y, en mitad de todo ello, una mujer contrata a un detective privado para que investigue el posible adulterio de su marido, el Jefe del Servicio de Aguas de la ciudad. A partir de ahí, como en todo buen thriller que se precie y éste es uno de los mejores que se hayan rodado nunca, la trama se irá complicando y la historia irá presentando más capas que una cebolla, porque todos sus personajes tienen mucho que esconder.

Todo ello a través de una dirección portentosa de Polanski siguiendo la senda estética de aquel brillante cine de época setentero que marcó mi vida para siempre, el mejor que se haya rodado jamás. La árida y luminosa dirección de fotografía de John A. Alonzo no la olvidarás jamás una vez vista, como tampoco la partitura musical de Jerry Goldsmith.

Y luego está el impresionante equipo artístico de la cinta: el protagonismo de un omnipresente en todas las escenas Jack Nicholson es estratosférico, como el trabajo de la diosa Faye Dunaway (una de las mejores mujeres fatales que haya dado el cine negro), John Huston (en su versión como actor) o la aparición en un cameo del propio Roman Polanski protagonizando una de las grandes escenas del Séptimo Arte abriendo con una navaja un buen tajo en la nariz de Jack Nicholson. Pura historia el cine.
Sergio Berbel
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