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Voto de Sergio Berbel:
10
Terror. Thriller Trascurre el año 1939, recién finalizada la guerra civil. Carlos, un niño de diez años, llega a un orfanato que acoge a huérfanos de víctimas republicanas. Su presencia alterará la rutina diaria de un colegio dirigido por Carmen y cuyo profesor, el señor Casares, simpatiza con la perdida causa republicana. Además le acechará el fantasma de uno de los antiguos ocupantes del orfanato. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2023
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Guillermo Del Toro, autor de una filmografía que me resulta absolutamente ajena, rodó en nuestro Estado dos películas que han perdurado por su excelencia estilística y temática en mi mente: “El espinazo del diablo” y “El laberinto del fauno”. En ambas mezcla la temática de la Guerra Civil con los elementos fantásticos del género de terror de manera magistral. En “El espinazo del diablo”, además, se siente capaz de incluir en el conjunto final un tercer elemento de manera portentosa: el western. Y el engendro final funciona a las mil maravillas.

Estamos ante un derroche visual magistral por parte del Guillermo del Toro; un guión que atrapa al espectador y no le concede ni un respiro firmado por el propio cineasta junto con Antonio Trashorras y David Muñoz; y un elenco actoral antológico capitaneado por Federico Luppi, Marisa Paredes, Eduardo Noriega e Irene Visedo, ni más ni menos, además de un conjunto de niños que resultan todos ellos perfectos en sus respectivos papeles.

Se nos cuenta la historia de un orfanato dirigido por unos rojos para huérfanos rojos en un momento en el que la Guerra Civil está tocando a su fin y resulta más que evidente que el bando fascista va a ganarla. Dicha institución benéfica la regentan una señora mayor con una pierna ortopédica (Marisa Paredes), un médico argentino descreído de todo (Federico Luppi) y un joven que fue niño acogido en el propio orfanato de pequeño (Eduardo Noriega). A este lugar llega Carlos, un huérfano de guerra que no sabe que lo es, y que va a percibir la existencia del fantasma de un niño que vaga por los pasillos de la institución.

La música de Javier Navarrete resulta espléndida y va subrayando la parte dramática cuando toca, la histórica cuando corresponde, la terrorífica cuando comparece y el tono de western que a ratos derrocha magistralmente y que también tiene acogida en su partitura. Como toda obra de Guillermo del Toro, la parte visual es la piedra angular del film, gracias a una portentosa dirección de fotografía de Guillermo Navarro, llena de luminosidad imperante y bellísimos colores saturados.

Al final, el espectador anonadado ante tamaña perfección, busca por sí mismo la respuesta a la pregunta alrededor de la que gira todo el metraje de la cinta: “¿Qué es un fantasma?” Nunca mejor y más bellamente explicado que en “El espinazo del diablo”.
Sergio Berbel
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