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Voto de Sergio Berbel:
7
Drama Una enfermera que trabaja por las noches en un hospital se ocupa de atender las necesidades de las familias que han perdido a sus seres queridos. Forma parte de un grupo llamado "Alps", cuyos miembros ofrecen, a cambio de dinero, reemplazar a los muertos en la vida diaria de esas familias. (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas filmografías europeas más poderosas que la del griego Yorgos Lanthimos. El autor de una de las mejores películas de la historia del cine y una de las más perturbadoras que haya visto en todos los días de mi vida (y en el Olimpo de mis favoritas de todos los tiempos), “El sacrificio de un ciervo sagrado”, firmó con anterioridad a su gran obra maestra algunas cintas ciertamente inclasificables y siempre provocadoras.

Lejos de la extrema calidad de la mencionada, y tras perturbar a todo el planeta con su irrupción mundial a través de “Canino”, Lanthimos probó (con menos fortuna en esta ocasión) a volver a provocar y desconcertar a la platea con “Alps”, lejos de ser una obra maestra pero con elementos siempre trastornadores que no te dejarán en paz una vez vista.

“Alps” es una historia imposible de resumir sobre un grupo humano denominado con tal "marca" que se ofrece a las familias que han perdido a un ser querido para imitarlo y sustituirlo a cambio de dinero. Dicho grupo está formado por un entrenador de gimnasia rítmica y su pupila, así como por un conductor de ambulancia y una enfermera.

Estos últimos captan a los posibles “clientes” y ofrecen los servicios de tan estrambótico conjunto de profesionales a sus supervivientes. Todo ello contado de forma fría, cortante, fragmentada, desangelada, sin ápice de sentimiento alguno por sus peronajes, mezclando situaciones de comedia muy negra con momentos ciertamente desagradables, gélida hasta la médula… lo propio del inimitable estilo de Lanthimos.

Sin ser tan transgresora como “Canino” o “Langosta” (es netamente inferior) ni tan perfecta como esa pieza eterna llamada “El sacrificio de un ciervo sagrado”, su estilo con aroma a Haneke de planos fijos, fuera de campo, frialdad absoluta y actores infraactuados (sirva la expresión para señalar lo contrario a la sobreactuación), Lanthimos despliega las constantes de su cine de forma clara y concisa, aunque sin alcanzar el nivel de provocación de sus otras superiores propuestas, mucho más cocinadas y de argumentos más alambicados.
Sergio Berbel
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