Ya he señalado al hablar de ‘Cartas desde Iwo Jima’ que si se ve después de la versión nipona la película gana en algunos aspectos, pero sigue siendo un film que cojea por varios flancos. Las secuencias que tienen lugar en la isla japonesa son claramente superiores en interés, intensidad y talento, pero contrastan en exceso con lo banales y tópicas peripecias que, con contadas excepciones, los tres protagonistas viven en su América natal.

Tal vez demasiado influenciada por ‘Salvar al soldado Ryan’, la historia de los tres protagonistas carece del gancho suficiente, a pesar de lo sugerente del planteamiento inicial, de la abierta crítica a un inmoral aparato propagandístico y del indecente negocio montado alrededor de cualquier conflicto bélico, delante y detrás del campo de batalla.

En especial, los dos actores blancos están poco inspirados, inexpresivos, y sólo el que interpreta al soldado indio parece poner algo más de empeño en transmitir algún tipo de emoción. Demasiado larga, demasiado ambiciosa, demasiado blanda y con un montón de saltos cronológicos que no vienen al caso. Claro que una mediocre película de Eastwood es más atractiva que la más inspirada de muchos otros que se dedican a esto del cine.