Haz click aquí para copiar la URL
España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
5
Terror En la Universidad de Chicago, la estudiante Helen Lyle investiga la leyenda que rodea a Candyman, un fantasma con un gancho en vez de mano que aparece cada vez que su nombre se pronuncia cinco veces ante un espejo. A propósito de la investigación de Helen, un profesor explica la base histórica de la leyenda y las supersticiones que la rodean: al parecer, Candyman es el espíritu vengativo de un esclavo que fue mutilado por una chusma ... [+]
24 de enero de 2010
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como siempre, no se trata del qué sino del cómo. La historia no es ni mejor ni peor que otras cien mil que se han escrito o llevado al cine. El problema estriba en la puesta en escena y en la enorme torpeza del director, aunque quizá fuera la única manera de darle salida comercial al asunto, a la hora de mostrarnos la encarnación del mal. El tal Candyman es un negro de dos metros, con abrigo de piel, voz cavernosa y garfio en mano; quiero decir garfio por mano.

Se trata de un personaje de leyenda, un ser maldito que lleva encima un cabreo del copón, total, por una pijada. A finales del XIX fue acusado de violar a una blanca y en castigo le amputaron una mano y le quemaron vivo. Como todos los malignos en condiciones, viene adornado por un kit completo de atributos: abrigo, garfio y abejas. Desde entonces su alma vaga por esas dimensiones desconocidas en busca de sangre inocente, a la espera de que alguien, ante un espejo, pronuncie cinco veces seguidas su bastante ridículo nombre: el hombre de los caramelos, como el de la Orquesta Mondragón, pero con un carácter imposible. La protagonista, una investigadora universitaria que está haciendo una tesis sobre leyendas urbanas, se toma la cosa a coña, pero pronto se da cuenta de que el moreno abrigao le va a complicar la vida, pero a base de bien.

Lo que ocurre es que el proceso de posesión de la rubia es a lo me cago en diez, sin sutileza ninguna. El recurso fácil al ketchup echa a perder la película, en la que Virginia Madsen hace una interpretación espléndida, muy por encima de las habituales recreaciones de rubias monas tontitas y gritonas que habitan el género fantástico. Miedo no da ninguno, pero es muy entretenida.
Shinboneniná
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow