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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
6
Drama Crónica sobre las vicisitudes de los Essenbeck, una familia de la alta burguesía alemana propietaria de una importante empresa siderúrgica. La historia se extiende desde el incendio del Reichstag (1933) hasta la "Noche de los cuchillos largos" (1934), durante la cual tuvo lugar la matanza de los miembros de las SA. Tras la subida al poder del nacionalsocialismo, la familia discute qué posición debe adoptar respecto al nuevo régimen. ... [+]
10 de enero de 2008
29 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Visconti, Bogarde y el III Reich prometían constituir, a primera vista, reclamos lo suficientemente poderosos como para disfrutar como un enano de una contundente sesión de cine. Sin embargo, mis peores temores se vieron refrendados al cabo de medio hora escasa. Decepción. Decepción absoluta.

Visconti nos muestra toda su artillería tempranamente, con excesiva precipitación. Al momento nos impregnamos de su ambición, grandilocuencia, barroquismo… calificativos todos ellos que definen a la perfección la cuidada y extraordinaria puesta en escena que esgrime el italiano para desplegar con la deferencia y enjundia pertinentes los avatares de una importante familia de industriales alemanes durante el auge del nacionalsocialismo. Hasta ahí todo bien. Lo jodido es que Visconti arranca como un caballo desbocado y, lógicamente, sus golpes de efecto teatrales pierden fuelle y eficacia a medida que pasan los minutos. El pretexto argumental goza, a priori, de magníficas posibilidades pero acaba naufragando por culpa de los delirios y las obsesiones de Luchino. Ignoro, por ejemplo, si en las altas jerarquías nazis el travestismo, el sexo en grupo o las prácticas sado estaban a la orden del día. Tal vez todo ello tenga mucho de leyenda urbana. Tal vez no. Quién sabe… En cualquier caso, tal y cómo lo plantea Visconti huele tremendamente a grotesco, gratuíto y enfermizo. Y qué podríamos añadir de las interpretaciones de Bogarde, Thulin, Rampling… Qué terrible fiasco. Excepto el debutante Berger –por exigencias del guión- el resto de protagonistas se manifiestan forzados, artificiosos, de opereta. Cualquier tentativa de empatizar, padecer o disfrutar con cualquiera de ellos resulta imposible.

Mis seis estrellitas responden a cierta sensación de remontada argumental en el desenlace del film, donde la tensión dramática invoca la atención del espectador y atenúa la impresión de habernos comido con patatas un descomunal mamotreto sin ninguna posibilidad de vuelta atrás.

Baldía, superflua, prescindible.
Taylor
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