Cualquiera que haya visto “Freaks” y lea la sinopsis de “Muñecos infernales” pensará -con toda la razón del mundo- que la peli de Browning es otro esperpento más. Otra de sus extravagantes y bizarras historias. Otra de sus múltiples frikadas, vaya. Y, en cierta medida, no irá desencaminado. Sobre todo cuando en sus compases iniciales, Marcel y Malita -un matrimonio de científicos chalados- desvelan ante los atónitos ojos de Paul, el prota, el secreto de años y años de investigaciones científicas: una misteriosa pócima capaz de convertir a cualquier bicho que se menee en un pequeño autómata teledirigido sin alma ni conciencia.

Sin embargo, a medida que la peli va avanzando y generosas dosis de intriga, suspense y hasta de melodrama se yuxtaponen a su indiscutible naturaleza fantástica, esos preocupantes síntomas de sinsentido a los que aludía inicialmente acaban por disiparse y en su lugar emerge -como por arte de magia- una de esas joyitas que tanto satisface descubrir y reivindicar de vez en cuando.

Precisamente por ello me gustaría que le echarais un vistazo. Tanto si os consideráis frikis como si no. El único requisito imprescindible es que sepáis valorar en su justa medida una peli hecha con cuatro chavos, muchísima imaginación y tan sólo 78 minutos (habéis leído bien) de metraje. Pero si –aún así- no os convence, tranquilos. No pasa nada. Quizás notaréis un leve pinchazo en alguna parte de vuestro cuerpo pero poco más. A partir de ese momento todas vuestras preocupaciones desaparecerán para siempre. Prometido.