Opera prima, española y de terror..., casi ná!

“El orfanato” pertenece a esa denostada casta de películas que se estrenan sentenciadas de antemano. Los títulos de crédito (flojitos, por cierto) proclaman a los cuatro vientos el primer obstáculo con el que tendrá que lidiar Bayona: “Guillermo del Toro presenta”. El apadrinamiento del mexicano aporta a la peli atributos incuestionablemente valiosos (su impronta es inconfundible) pero, al mismo tiempo, proporciona un inmejorable blanco para las iras de los detractores del autor de “El laberinto del fauno” y condiciona la mezcla de objetividad y benevolencia con la que deberíamos “juzgar” la obra de un director novel.

Salvado, o no, el primer escollo, la peli trasluce antes de llegar a la mitad de su metraje una alarmante carencia de ideas, agravada por la irreprimible sensación de que todo aquello que nos plantea y nos desarrolla Bayona lo hemos visto anteriormente en tantas y tantas otras películas... Películas de género, por cierto.

La wikipedia define género cinematográfico como aquella clasificación fundamentada en toda una serie de elementos comunes que podemos reconocer en aspectos meramente formales de determinados films tales como el ritmo, el estilo y, sobre todo, el ajuste: sentimiento que la peli pretende provocar en el espectador. En este caso, miedo o terror. Partiendo de esa premisa me atrevería a afirmar que Bayona ejecuta con su obra un brillante ejercicio. Aplicado, académico y retórico quizás, pero correcto a fin de cuentas. Tal vez la historia esté algo trillada pero el barcelonés consigue que el pulso narrativo no decaiga manteniendo el interés del espectador a través de recursos técnicos y argumentales propios del género, si bien no demasiado innovadores, sí al menos ejecutados con solvente precisión.

Probablemente la elección de “El orfanato” como posible candidata a representar al cine español en la feria de los Oscar sea impugnable y arbitraria. Sin embargo, me gustaría romper una lanza en pos de J.A. Bayona y Belén Rueda, dos talentos cuya vertiginosa proyección augura éxito garantizado.