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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
6
Thriller. Acción Una familia estadounidense, recién llegada a un país del Sudeste Asiático por motivos laborales, se encuentra atrapada en medio de un violento golpe de Estado. Desesperadamente intentarán escapar de un ambiente en el que los extranjeros, como ellos, son inmediatamente ejecutados. (FILMAFFINITY)
2 de noviembre de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Golpe de estado” tiene la virtud de hacernos reflexionar acerca de las muchas veces que nos ponemos inadvertidamente en situaciones riesgo sin que, afortunadamente, nos termine pasando algo. Por ejemplo, como describe la película, la cantidad de veces que habremos viajado a sitios por turismo o trabajo sin pararnos a leer cómo está la situación política del país, mirando (como mucho) si piden alguna vacuna para entrar, si se puede beber agua del grifo o qué zonas de miseria hay que evitar. Solemos fiarnos de opiniones de colegas, de las agencias de viajes y de la web del Ministerio de Asuntos Exteriores (que nunca ve problema alguno en ninguna parte más allá de evitar beber agua del grifo) y nunca nos paramos a pensar si estamos planeando un viaje en época electoral, si ha ocurrido algún conflicto reciente o el grado de hostilidad de la población local al hombre blanco.

“Golpe de estado” plantea una situación límite, que te pille a tí y a tu familia en un hotel de lujo mientras se desata eso, un golpe de estado en el que los insurgentes, además de ocupar el poder, tienen la intención de asesinar a todos los occidentales que encuentren en un país donde tu color de piel hace imposible que pases desapercibido. Lo hace más en clave de aventuras y acción (padres coraje intentando salir del país con niños pequeños) que de thriller con un resultado bastante aceptable en términos de verosimilitud. la película habría salido ganando con un actor más dotado para el drama y menos encasillado en la comedia que Owen Wilson y ubicando la acción en un país con habitantes más agresivos que los habitualmente indochinos que salen en la película, pero aún así, como digo, la película consigue poner los pelos de punta por lo real de su planteamiento al captar la volubilidad de la naturaleza humana y lo cruel que puede llegar a ser el individuo dentro del anonimato que da la manada: que de la noche a la mañana, toda una población afable y civilizada te quiera linchar por tu piel o tu ideología.

A ver. Owen Wilson no lo hace del todo mal (al menos no tan mal como cuando hizo de aviador derribado en Bosnia en “Tras la línea enemiga”). Consigue aparentar ser esa persona normal, ese padre de familia común, ese trabajador corriente que requiere la película (alejado de la opción Mark Walhberg por la que muchas películas habrían optado) pero siempre tiene esa mueca cómica en la cara que es lo contrario a la tensión. En cuanto a la población, cualquiera que haya viajado al sureste Asiático no se imagina una turba con un odio inherente al occidental barriendo las calles para colgar al hombre blanco (y no digo que no tengan motivos, pero salvo que haya un estado de guerra declarada, su cultura es más de retener para pedir rescate). “Golpe de estado” habría resultado igual de perturbadora pero más realista en escenarios del África Negra o de Oriente Medio/Próximo, donde sí hay un ADN de odio a lo occidental y tampoco es posible ocultarse.

Con las evidentes licencias, el desarrollo convence. La acción está adaptada a las capacidades de la familia para no ponerles nunca en atolladeros de los que no puedan salir y nos tiene permanentemente en vilo sin caer en la fantasmada. Y eso sin dar un momento de respiro, con un altísimo ritmo y una notable ejecución. Se podría haber hecho más realista como thriller político, con los correspondientes gobiernos tomando medidas para garantizar la seguridad de los ciudadanos, pero “Golpe de estado” es lo que es y es correcta.

Puestos a divagar, EEUU habría mandado una fuerza de intervención con equipos Seal recorriendo la ciudad para llevar a sus compatriotas a una embajada asegurada por varios contingentes de marines. Rusia habría mandado un regimiento de Spetznaz en paracaídas para convertir aquello en una batalla campal sin interés alguno en el bienestar de los civiles (ni los suyos ni los otros). UK habría mandado un par de funcionarios con dinero para sobornar a las autoridades locales. Israel puede que no tuviera capacidad de rescate, pero se hubiera asegurado de que nadie relacionado con la muerte de un ciudadano suyo siguiera vivo mucho tiempo después de aquello. Francia mandaría el Charles De Gaulle a la zona para posturear antes de terminar optando por la opción inglesa, pero más cara. ¿Y España? En fin. La versión española sería una comedia con diecisiete presidentes de comunidades poniendo cara de circunstancias, ministerios peleando entre sí para argumentar el NO hacerse cargo del asunto, un presidente del gobierno hablando en plurales y expresando máxima preocupación, un vicepresidente echando la culpa a los rehenes por no respetar las costumbres locales y no dejarse matar, una vicepresidenta pidiendo soluciones con perspectiva de género… vamos, como para no salir de casa.
OsitoF
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