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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
8
Animación. Fantástico. Aventuras. Comedia “Ralph rompe Internet" sale de los recreativos, y se adentra en el mundo inexplorado, expansivo y emocionante de Internet. Ralph y su compañera Vanellope tendrán que jugárselo todo viajando por las redes en busca de una pieza de repuesto que salve Sugar Rush, el videojuego de Vanellope. Y para complicar más las cosas, ambos dependen de los ciudadanos de Internet, los llamados ‘ciudanets’ para que les ayuden a desenvolverse en ese ... [+]
19 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las grandezas de Pixar reside en que es de las pocas compañías capaces de ofrecer segundas partes con personalidad propia y contenido novedoso que no se limitan a ser simples continuaciones que parasitan algún éxito precedente con pretensiones exclusivamente recaudatorias. La cosa es más complicada de lo que parece porque, como todos sabemos a estas alturas, las segundas partes tienden a la infravaloración por cuestiones ajenas a su calidad, por el hecho, simplemente, de pelear contra el fantasma de sus predecesoras en forma de odiosas (y muchas veces injustas) comparaciones. De hecho, ni siquiera Pixar ha estado exenta de sacar algún pufo a la hora de alargar alguno de sus productos más icónicos… pero sí tiene suficientes éxitos a sus espaldas como para despertar expectativas en estos casos, cuando otros sólo despiertan pereza y desconfianza.

“Ralph rompe internet” cumple de sobra con esas expectativas. No voy a decir que mejora a “¡Rompe, Ralph!” porque a unos les gustará más la una, otros disfrutarán más con la otra y a algunos les gustará más una u otra a ratos, pero la película no tiene mayor problema para encontrar tramas que desarrollar recorriendo senderos argumentales bastante originales. La obra se beneficia de que “Ralph rompe internet” dejó un mundo de videojuegos y fantasía perfectamente construído que le sirve de base para entrar en materia sin dedicar demasiado tiempo a presentaciones y que, a la vez, era un universo lleno de posibilidades por explorar. De hecho, son tantas las vías de desarrollo que “Ralph rompe internet” reutiliza más bien poco de su predecesora y apenas recupera protagonistas, no resucita villanos y no continúa tramas, estableciendose como una historia completamente nueva.

Si la película de 2012 se articulaba como una aventura en torno al mundo de los videojuegos del presente y del pasado, estableciendo una fuerte componente de nostalgia respecto a los clásicos y creando todo tipo de situaciones graciosas al integrarlos en el gaming de hoy en día, su continuación de 2018 se mueve en dos direcciones: por un lado la Internet propiamente dicha, toda una fuente de sketches nerd y chascarrillos gadget y, por otra parte, en una línea más personal que profundiza en la relación entre los personajes de Ralph y Vanellope. La primera permite a Pixar poner en orden de batalla a toda su maquinaria técnica e imaginativa para presentar internet como algo visual y tangible, llenando la pantalla de ingeniosas asimilaciones para todos los públicos. La segunda contiene todos elementos psicológicos y emocionales que han hecho de Pixar una fábrica de obras maestras, con su talento para dar continuamente con la fórmula para mezclar emotividad, comedia, drama, amistad y/o romance en las dosis perfectas y elaborar creaciones originales.

“Ralph rompe internet”, por ejemplo, es una película sin un villano físico (de las pocas veces que Pixar ha ido por ese camino). Del mismo modo que los cuentos y fábulas clásicos tenían una intención moralizante, todas las peripecias de Ralph y Vanellope en la Internet giran en torno a la idea de encontrar tu identidad y tu sitio en la vida y atreverte a seguirlo aunque sea difícil romper vínculos con el pasado. En la línea de que no hay que tener miedo a madurar y evolucionar, tanto desde un punto de vista interno, personal, como externo, sabiendo dejar que la gente que quieres vuele en busca de sí misma y aceptando los cambios. El villano en este caso serían las relaciones tóxicas por lo que, naturalmente, la película admite toda clase de lecturas (en clave familiar, de amistad o romántica) y le queda tiempo para mandar más mensajes reafirmantes de que todos podemos ser lo que nos propongamos, sobre lo grave de la vulneración de la intimidad y acerca de lo importante que es hablar las cosas con serenidad y confianza. Sí, sin duda, una de las muestras de genialidad de la obra es que encaja en la tendencia Disney de personajes femeninos poderosos y mensajes empoderantes de una forma optimista y natural. O, como mínimo, sin renegar y escupir sobre la película anterior.

No me entretendré con la parte técnica porque es un producto que mantiene unos estándares de calidad tan altos que pueden pasar desapercibidos. Lo mejor que se puede decir en estos casos es que no te das cuenta de que es una película de animación. Su arte conceptual es hermoso y hay algún efecto concreto en el monstruo final que me ha parecido de mucho nivel (aunque a lo mejor es de lo más sencillo, pero a mí me gustó). En resumen, una gran película que me atrevería a decir que se puede ver sin necesidad de haber visto la entrega anterior porque tiene enfoques muy distintos y tiene la habilidad de contarte todo lo que necesitas saber para entenderla.
OsitoF
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