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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Drama. Comedia A principios de los años setenta, una época de gran agitación social con la encarnizada lucha por los derechos civiles como telón de fondo, Ron Stallworth se convierte en el primer agente negro del departamento de policía de Colorado Springs. Pero es recibido con escepticismo y hostilidad por los mandos y algunos de los agentes. Sin amedrentarse, decide seguir adelante y hacer algo por su comunidad llevando a cabo una misión muy ... [+]
26 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comprometido como pocos con la causa racial, variedad afroamericana, se hacía raro que un tío como Spike Lee no hiciera una película en la que saliera el Ku Klux Klan. Supongo que ha tenido por delante una larga espera hasta que se han dado las condiciones para rodar esta “Infiltrado en el KKKlan”, adaptación del libro homónimo, con un guión que reúne acción policial, diversas clases de comedia, documental y protesta social y que narra uno de los mayores trolleos a la organización supremacista, cuando Ron Stallworth, primer policía de color de Colorado Springs, se infiltra por casualidad en el KKK y, sorprendentemente, termina llegando a ser confidente en las más altas esferas.

Al principio, la película engancha por la curiosidad, por saber dónde está el truco para que un poli negro llegue a codearse con esa gente. Una vez que has picado y te das cuenta de que todo era un trampantojo para atraerte, es fácil quedarse a ver cómo termina la cosa gracias a una narración ágil, tonillo desenfadado, graciosete - por momentos muy en la línea de Guy Ritchie o el propio Tarantino- que además te repite las cosas siete veces para que no te pierdas. Con la inestimable ayuda de un Jonh David Washington muy dotado para el humor serio, Spike Lee aprovecha para ridiculizar al KKK, pintándolos como una organización venida a menos, que recluta lo que puede de entre los restos de la sociedad. Sin embargo, tiene la precaución de, ocasionalmente, recordar que esos palurdos de los que te estás riendo son unos payasos, sí, pero con el alma negra. Por mucho que la línea maestra de la película los pinte como seres de pocas neuronas, tienen acceso a armas y entrenan con dianas que representan a negros. Son paletos pero niegan el holocausto, así que vale que nos riamos de ellos, pero no les perdamos de vista.

La película dura dos horas y cuarto. Bien dirigida e interpretada, durante las dos primeras horas es agradable e interesante y ciertas licencias y exageraciones son admisibles porque hacen una narración más amena sin que la película pierda en credibilidad. El último cuarto de hora en cambio es lamentable. O por lo menos, siembra de muchas dudas la afirmación de “estos fueron los hechos” y pone en duda que realmente esté inspirada en hechos reales. Spike Lee aprovecha ese cuarto de hora final para meter con calzador la importancia de los blancos en la lucha contra el racismo, generar un final distópico para incluir a la mujer negra como elemento de activismo, ridiculizar aún más al KKK, arremeter contra Trump y, en general, hacernos pensar que toda esta historia no era más que un gigantesco panfleto que denuncia de que los blancos oprimen a los negros en EEUU.

Un ejemplo más de cómo politizar el arte espanta al espectador.
OsitoF
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