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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
6
Intriga. Terror. Thriller Un joven afroamericano visita a la familia de su novia blanca, un matrimonio adinerado. Para Chris (Daniel Kaluuya) y su novia Rose (Allison Williams) ha llegado el momento de conocer a los futuros suegros, por lo que ella le invita a pasar un fin de semana en el campo con sus padres, Missy (Catherine Keener) y Dean (Bradley Whitford). Al principio, Chris piensa que el comportamiento "demasiado" complaciente de los padres se debe a su ... [+]
16 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda década del presente siglo alumbró un nuevo y, sorprendentemente, aclamado modelo de cine de terror caracterizado por una escenografía oscura y lúgrube, un desarrollo plúmbeo en el que una presencia maligna atormentaba a placer a alguna familia con mala suerte sin dejarse ver hasta el final y desenlaces de una carga trágica, generalmente, desmesurada. Aunque muy del gusto de una crítica que solía destacar el efecto psicológico de tener al espectador aburrido como una mona durante hora y media salvo algún esporádico sobresalto (elegancia, lo solían llamar) lo que más pereza me provocaba era la indefensión de las víctimas ante una entidad apropiadamente difusa que hacía con ellos lo que quería sin poder devolver los golpes, precisamente por eso, porque no estaba definida, no seguía unas normas, no tomaba forma hasta el final. Sí, estoy pensando en “Babadook” y las decenas de películas de ese estilo. Claro, con ese planteamiento en el que el ente maligno puede hacer lo que le viene en gana y tú sólo puedes sufrir, el final sólo podía ser macabro (que siempre asegura buenas críticas) o con un inverosímil giro final en el que todo se arregla por arte de magia.

Así que con ese panorama, no es de extrañar que esta “Déjame salir”, la disruptiva ópera prima de Jordan Peele, fuese tan bien acogida por un público saturado del lado más miserable del género. Peele devuelve la luz al género, con una película de terror en la que hay escenas en localizaciones abiertas, luminosas y multitudinarias. Construye la intriga paso a paso, sin sustos ni sobresaltos, con una trama aparentemente inofensiva en la que va dejando pistas para que el espectador, poco a poco, sea el que vaya realizando internamente la evolución hacia el suspense y, finalmente, hacia el terror. Pero tampoco se queda ahí mucho tiempo porque rápidamente da otro giro hacia el cine de psicópatas y supervivencia (supongo que tendrá su propio nombre) haciendo de “Déjame salir” una película tremendamente dinámica que no deja tiempo para nada que no sea estar pendiente de la pantalla (mejor tener refrescos y palomitas a mano desde el principio).

Peele ofrece una original mezcla de inquietantes componentes humanas y sobrenaturales que maridan estupendamente. Pero hay dos cosas que destacan en esta producción. La primera, lo bien estructurada que está para que el dinamismo que comentábamos antes no degenere en confusión: es verdad que todo el rato pasan cosas, pero el foco está siempre donde tiene que estar para que el espectador no se pierda. Lo segundo, el extraordinario equilibrio entre suspense y humor. Porque “Déjame salir” tiene un toque cachondo y gamberro, con un humor interracial afortunado y simpático que no se traduce en superficialidad o frivolidad. La película es inquietante cuando tiene que serlo y graciosa cuando le toca. No todo el mundo se atreve a combinar ambas componente y muy pocos las integran con éxito. En cierto sentido, diría que estamos ante una película innovadora.

No me gusta el género ni la innovación, pero esta película me supuso toda una agradable sorpresa. Todo el reparto está a la altura, pero me quedo con los siempre infravalorados Keener y Withford, dos secundarios habituales cuyo trabajo es tan bueno que suele pasar desapercibido y no se les suele dar el crédito que merecen. Peele entra en el mundillo cinematográfico por la puerta grande.
OsitoF
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