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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
4
Drama. Comedia Walter Black (Mel Gibson) es un hombre que padece una profunda depresión. Su única vía de escape, su único consuelo, es una marioneta que representa a un castor, al que trata como si fuera una persona. Perseguido por sus propios demonios, Walter, que fue en otro tiempo un exitoso ejecutivo de una empresa de juguetes, emprenderá con su marioneta un viaje de autodescubrimiento... (FILMAFFINITY)
29 de julio de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconcertante película en la que muchos vimos, entonces, un error estratégico que marcó el inicio del declive en la carrera de nuestro adorado Mel Gibson pero que, analizado en retrospectiva, puede que no fuese tan mala decisión. O, como mucho, un error táctico en la elección de la jugada. Pero vayamos por pasos. Corre el año 2011 y hace un lustro que Gibson ha tocado techo (un techo muy elevado) como carismático y simpático protagonista de películas de acción. Sus trabajos como director también se cuentan como éxitos indiscutibles, que alternan el espectáculo comercial de “Braveheart” con novedosas y revolucionarias genialidades como “La Pasión de Cristo” o “Apocalypto”. Pero una mezcla de problemas personales y polémicas varias (algunas de ellas fruto de la envidia, otras de sus propios excesos) le llevan al dique seco durante cuatro años. Recuperado en lo personal, el panorama ha cambiado tanto que se ve obligado a empezar casi de cero en un mundo donde el registro con el que todos le conocemos se considera pasado de moda y su físico ya no era lo que era: la prueba es que hace una gran película como “Al límite”, dirigida por el infravalorado Martin Campbell, que lo habría petado cinco años atrás, pasa desapercibida y va directa a la TV.

Así las cosas, reinventarse o morir, Gibson hace un arriesgado movimiento hacia el drama y se mete en esta “El castor”. Desde fuera, pintaba bien: dirigida por una realizadora protegida por Hollywood como Jodie Foster, contaba con un potente reparto encabezado por ella misma, el malogrado Anton Yeltchin y nada menos que una Jennifer Lawrence que ya apuntaba maneras. Por todo ello, no resultaba injustificado que “El castor” despertase ciertas expectativas… que no hicieron más que agravar la sensación de pufo tras ver que no había por donde cogerla. Los problemas empiezan con un guion plano, expositivo, carente de emociones al que la dirección que no parece encontrar sentido ni, mucho menos, es capaz de transmitirlo a sus protagonistas. Es más, da la sensación de que el guion está escrito con el tono de una drama con toques cómicos, que hubiese estado mucho más acorde al potencial de Mel Gibson, pero la dirección lo ha entendido en clave de un melodrama psicofamilar en el que no es capaz de encajar las piezas.

No nos engañemos. Mel con el moñeco en la mano hace un completo ridículo… y es lo puto mejor de la película, lo que da una idea del nivel. Verle en plan Jose Luis Moreno tiene el aliciente de esperar a ver si, tal vez, por casualidad, le hacen decir o hacer algo interesante o simpático. Luego decepciona, porque no han sido capaz de escribirle una frase divertida, una escena memorable o dar credibilidad a un personaje que hace cosas raras porque sí, pero al menos nos ha dado momentos bizarros. Cuando no está Gibson en plano, todo es gente yendo de un lado a otro y diciendo cosas random. También es verdad que si “El castor” es mala por naturaleza, viviendo un permanente anticlimax, también es posible las sensaciones que deja sean peores porque el público en general veníamos con la falsa expectativa de un Gibson cómico poseído por el espíritu de una marioneta que en algún momento se liara a tiros en plan justiciero. Hubiese sido más convencional, pero hubiese tenido algo más de criterio.

En sus mejores momentos aburrida y, en los peores, incompresible. Así que nada que reprochar a Mel. Lo intenta y fracasa con toda la dignidad del mundo. Si le hubiese salido bien, es posible que se hubiese ahorrado alguno de los truñetes en los que se embarcó más adelante pero tampoco es que le hayan ido mal las cosas y está teniendo un final de ciclo más que aceptable.
OsitoF
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