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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
2
Romance. Drama Secuela de "Tres metros sobre el cielo". La sexy Gin (Clara Lago) es el nuevo amor de Hache (Mario Casas), pero éste no puede olvidar a su antigua novia, Babi (María Valverde). Hache ha vuelto a casa tras pasar una temporada en Londres, alejado del recuerdo imborrable de aquel primer amor. Para poder reconstruir su vida y olvidar el pasado, Gin parece perfecta, pues es una chica de espíritu descarado, efervescente y vital que le hace ... [+]
17 de agosto de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Tengo ganas de tí” demuestra lo mucho que una película puede evolucionar en apenas dos años. Si “A tres 3 metros sobre el Cielo” nos sumergía en los complicados años poligoneros de Mario Casas y en su lucha por ser el macho alfa de los canis y los nengs y en el dilema que supone renunciar a ser el líder de una banda por amor, esta secuela es mucho más adulta, más madura, más mierdosa incluso en su falso retrato de lo complicado que es ser joven y ganarse la vida hoy día. Perdonad, cuando dije ‘evolucionar’ quería decir ‘degenerar’.

Hache ha madurado mucho desde que se le murió el Pollo (su amigo de toda la vida y lugarteniente) en aquella fatídica y descojonante, con perdón pero es que parecía rodada por los Morancos, carrera de motos ilegal. Ya es capaz de ir a una entrevista de trabajo sin liarse a hostias porque le llamen Hugo (y no Hache) y se enfrenta a los primeros desengaños en el mundo profesional: después de haber tirado su post-adolescencia siendo el rey de las nenas y las carreras ilegales, afronta la vida sin una mala licenciatura en Biblioteconomía o un grado de Formación Procesional. De nada sirve haber sido el rey de la marquesina haciendo más abdominales que nadie si aspiras a trabajar en la Agencia Espacial Europea, en un banco o en la Bolsa. Y lo que es peor, los muy asquerosos de recursos humanos son insensibles a que te quites la camiseta o a que tengas experiencia en hostiar a quien te lleve la contraria. En algunas miradas impasibles de Mario Casas hasta me parece ver un punto de arrepentimiento por haberse tirado tantos fines de semana reventando fiestas de pijos en lugar de haber estudiado algo.

De todos modos Mario Casas conserva parte de su encanto y gracias a ciertos enchufes de su familia y a la magia del cine encuentra trabajo en el mundo de la televisión (hablo de magia por no decir directamente desvergüenza de plantear algo así, tan de ciencia ficción en los tiempos que corren) y conoce a una Clara Lago en un papel tan mentiroso como el suyo: chica independiente que tiene que robar gasolina pero se puede permitir un ático en pleno centro de Barcelona. Fijaos si será independiente, que ha pintado una playa en la pared de su superterraza (no dicen como la paga con su sueldo de bailarina de relleno en TV) como forma de evasión de esta España asquerosa en la que no puedes vivir sólo de tu talento, no, tienes que formar parte del rebaño de grises trabajadores, vendidos, funcionarios si quieres recibir un miserable sueldo que solo da para mantener honradamente a tu familia, no para vivir tu sueño.

Pero Babi sigue ahí. Poco, pero sigue. Un papel testimonial, insulso, que María Valverde interpreta con abosulta desgana consciente de que Clara Lago le ha comido la merienda y en esta secuela ella es solo una figuranta. No las he contado, pero yo diría que su personaje tiene tantas frases como el de su padre, un absoluto terciario que compensa la cantidad (escasa) de sus palabras con la calidad (insuperable) de su papel: infiel a su señora que se va, sin saberlo, de copas con Hache y se cuentan sus penurias.

Todo la altura literaria de Moccia, no hay engaño posible. En las más de dos horas de película (¡!), el argumento se reduce a que Hache se enamora de Clara Lago pero no sabe lo que sigue sintiendo por Babi. Babi se va a casar pero no sabe lo que sigue sintiendo por Hache. Tanta incertidumbre, tanta tensión sexual, tanta hormona en celono se puede aguantar así que Hache espera a un día que llueva para ir a ver a Babi con una excusa para quitarse la camiseta y que Babi no pueda aguantarse para entregarle otra vez su flor y catar su hombría. No sé, si no estuviera firmado por Moccia diría que está escrito por algún redactor de “Mujeres, hombres y viceversa”.

Mala de solemnidad, con un guión hueco plagado de diálogos vacíos y humo argumental que no faltó a la nominación del Goya a mejor guión adaltado en 2012, demostrando el nivel de este premio. “Tengo ganas de ti” es una digna sucesora de su primera parte, o sea un truñaco con agravantes, una distorsión de la realidad para llenar de pájaros las cabezas de los jóvenes con ideales de amor y libertad y, de paso, llenar los bolsillos de Moccia y Antena 3. Si la ves con colegas te descojonas. Si la ves solo siempre le puedes hacer una crítica.
OsitoF
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