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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
3
Comedia. Fantástico El vigilante jurado Larry Daley (Ben Stiller) se ve obligado a decir adiós a todos sus amigos cuando deciden hacer el Museo de Ciencias Naturales más "interactivo" y sustituyen todas las figuras por hologramas. Sus amigos históricos son empaquetados y enviados a los archivos del famoso Smithsonian, en Washington, DC., el museo más grande del mundo. No han pasado ni 24 horas cuando Larry recibe una llamada de Jedediah, el cowboy en ... [+]
2 de noviembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crisis económica lleva inevitablemente emparejada una crisis de ideas. Lo importante, en lugar de ganar dinero, pasa a ser no perder la inversión, por lo que nadie se arriesga con nuevas ideas y grandes presupuestos y todo termina siendo siempre más de lo mismo: cosas muy parecidas unas a otras y parecidas con cosas previas. Así las cosas, una de las apuestas seguras es hacer segundas partes, especialmente si se trata de películas infantiles en las no son necesarias demasiadas exigencias argumentales, ya que los niños no suelen quejarse de la falta de originalidad mientras les sueltes su correspondiente dosis de efectos especiales, persecuciones y humor de brocha gorda.

Con estas premisas, no es de extrañar que “Noche en el museo”, una película moderadamente decente, moderadamente original, moderadamente bien hecha, pero rebosante de ganas y cariño, fuese candidata para ser estirada con fines exclusivamente lucrativos. Dicho y hecho, apenas dos años después de que Ben Stiller viviese aquellas curiosas aventuras en el museo con sus amigos de siempre (Owen Wilson, Robin Williams, etc…) el dinero y nada más que el dinero les hace juntarse para prolongar hasta el hastío una trama que no da más de sí.

A falta de ideas, hay decorados más extensos que permiten persecuciones más largas, Museos más grandes que justifican más personajes, más animales digitales, más cachivaches con los que jugar, algún famoso más, más de esto, más de aquello, más de lo otro y más de lo mismo. El gran reclamo sigue siendo Ben Stiller (y su garrapata Owen Wilson) que resuelve con brillantez el único sketch cómico de la película, los cinco primeros minutos de parodia de la teletienda, y a partir de ahí se dedica a pasear su nombre y su cara como reclamo/coartada para esta forzada forzada continuación.

Entretiene a los niños, que es lo que pretende y saca el dinero a los padres, que es también lo que pretende... pero es triste tener que recurrir a estas cosas y sobre todo ver la cara de cartón de los protagonistas que son la personificación de “a ver si se acaba este suplicio, me ingresan la pasta y vuelvo a mis cosas, mis shows televisivos y mis películas de verdad”. Dudo mucho que haya generado más dinero del necesario para cubrir costes y, para eso, los productores se podrían haber ahorrado todo este despliegue, Amy Adams un borrón en su carrera y yo perder el tiempo.
OsitoF
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