No hace falta dar nombres, pero imagino que estaremos todos de acuerdo en que hay superhéroes de primera fila, de segunda categoría y de serie Z. Hellboy es de los más cutres que recuerdo (tan sólo comparable a “The Thing” o “The Phantom)”: un tío rojo con cuernos y una mano gigante cuyos superpoderes consisten en ser un bandarra simpaticote, pegar tiros y comerse las hostias como nadie. Quitando lo de pegar tiros, ¿quién no tiene un cuñado o un colega como Hellboy?

Si la primera parte era un full completo, con unos villanos de chiste (no de cómic) y un argumento que se centraba tan sólo en intentar vender/justificar el haber hecho una película con tan escaso material, al menos esta segunda parte tiene algo más de chicha en el sentido de que hay una trama moderadamente interesante detrás de los efectos especiales. Ojo, no digo que sea una historia currada, que resulte verosímil o que sea lo nunca visto, pero por lo menos hay una introducción bien ambientada, un nudo y un buen desenlace.

Entre eso y unos efectos especiales más que dignos (aunque bastante vistos ya en “Harry Potter” por no decir directamente copiadas de “El Laberinto de el Fauno”) hay suficiente como para pasar casi dos horas entretenidas. Innecesario entrar en si es fiel al comic original (ni idea, porque nunca los he leído), ni en las interpretaciones (¿interpretaqué?), ni en la dirección (la dirección es de Guillermo del Toro, así que todos sabemos de antemano lo que vamos a encontrar), ni en nada que no sea mirar a la pantalla y esperar a ver con qué se nos sorprende en la siguiente escena.