Con “2 guns”, Baltasar Kormakur consigue algo al alcance de muy pocos: traer al siglo XXI toda la esencia del cine de acción noventero sin ninguna clase de complejos, ni condicionamiento. Sin cuotas de raza o género y con una absoluta falta de consideración hacia los cánones ecopacifistas y veganos modernos, la película proporciona dos horas de entretenimiento tan inteligente como palomitero. Si en algún momento me ha parecido ver en Kormakur un discípulo aventajado de Michael Bay, he de decir que “2 guns” está al nivel (y en ocasiones, por encima) de algunas de las producciones del maestro.

La película fue todo un éxito en taquilla y con razón. Juntaba a dos estrellas del cine de acción como Denzel Washington y Mark Wahlberg que demostraron, además de su habitual carisma individual, una gran química conjunta en una película con un planteamiento muy coherente, una historia llena de giros, un ritmo altísimo y unas elevadísimas dosis de humor y aventuras con un equilibrio entre ambas pocas veces visto. Y es que el equilibrio es la clave. En cierto modo, “2 guns” juega en la misma liga que “Dos policías rebeldes II” pero donde a Bay nunca le sobró un chiste de Martin Lawrence o una payasada de Will Smith, Kormakur impone contención y mantiene la película dentro de registros cómicos compatibles con una trama seria. Y es que, efectivamente, la historia no deja de sorprender con continuas revelaciones y cambios de paso, pero siempre manteniendo los pies en el suelo y la conexión con la idea central de que “2 guns” es, ante todo, una película policíaca donde hay un caso que resolver y unos criminales a los que neutralizar.

Así que una vez atrapada la atención del espectador, Kormakur despliega todo su conocimiento como realizador para hacer más atractivo el espectáculo. Una fotografía sugerente y colorista, junto a una lograda ambientación de western moderno y una muy buena mano a la hora de sacar el mejor partido a unos tiroteos y peleas muy bien coreografiados, hacen de la película todo un disfrute para la mente y los sentidos. Kormakur nos trae lo mejor de Bay, pero sin planos a cámara lenta con la bandera americana a contraluz ondeando al viento o robotitos macarras contando chistes malos cada vez que abren la boca. Contención, la clave es la contención. Entender que, a veces, menos es más. Que las películas admiten un número limitado de gags o de efectos especiales y que el público suele agradecer pensar que lo que ve en la pantalla podría ser real y pasarle a él.

El típico peliculón por el que no pasa el tiempo, que hubiese funcionado en tiempos de “Tango y Cash”, que funcionó en tiempos de Netflix y que funcionará dentro de veinte años. Tan balanceada como su director, “2 guns” garantiza tensión, adrenalina y diálogos electrizantemente divertidos, a la vez que su buena factura y su trabajado guion aseguran poder disfrutar de todas las sorpresas sin volver loco a nadie y sin necesidad de tomar apuntes. Se agradece que no sea una producción HBO sólo para listos y que, como pasaba antiguamente, los malos son malos y los buenos son buenos, salvo el típico (o la típica) que sale rana. Complicado no verla un rato cada vez que la echan en la tele.