“Blackthorn, sin destino” es una sorprendente película española (según la ficha técnica, aunque no tengo claro si pertenece a eso que entendemos por ‘cine español’ o se trata de una coproducción internacional en la España puso más dinero o ganó alguna clase de concurso de tipo piedra-paple-tijera o la pajita más corta) llena, a su vez de sorpresas agradables. Para mí, lo más destacado es su ambición y coraje para atreverse a desarrollar un género tan complejo hoy día como es el western, hacerlo en Sudamérica y plantearlo a medio camino entre la realidad y la ficción. En lo que, desde mi punto de vista, es una de las jugadas más afortunadamente arriesgadas de las que he sido testigo, “Blackthorn, sin destino” recupera a Butch Cassidy (sí, a Paul Newman en “Dos hombres y un destino”) y da crédito a la leyenda de que realmente no murió en aquel final abierto.

Quizá ese sea el punto crítico de la película, el momento que puede echar para atrás a algún purista y que condiciona el tono con el que se valora el resto del metraje… pero yo creo que tanto el guion como la dirección ponen todo de su parte y logran hacerlo verosímil y dar por buena esa posibilidad. Una vez aceptada esa premisa, la película fluye con notable facilidad y se disfruta en la parte visual, con majestuosos (y atípicos) paisajes de la América Andina y en la argumental, con una historia tremendamente sólida, muy humana, perfectamente creíble y en la que lo mejor y lo peor de la naturaleza humana tiene cabida.

Buena película y buen western. Tenía mucha complejidad, pero está bien resuelto. Tiene acción, tiene intriga, tiene muchos giros y está muy bien hecha. Me creo a los personajes, me creo qué quieren y me creo por qué hacen lo que hacen. A lo mejor no me creo que sea una historia real pero me creo que pudiera serlo y, de hecho, me gustaría que lo fuese. E insisto en que está muy bien facturada. Bien por el cine español (aunque sea coproducido).