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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
6
Drama. Comedia Crónica de la rivalidad existente entre el ex-tenista profesional, de 55 años, Bobby Riggs, y su oponente de 29 años de edad, la carismática tenista Billie Jean King, quienes se enfrentaron en un partido legendario en 1973. Se quería entonces conocer si una tenista profesional femenina podía realmente vencer a un hombre (aunque fuera ex-profesional), un evento que atrajo a más de 50 millones de estadounidenses y que se publicitó como ... [+]
18 de mayo de 2021
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No nos engañemos, nos encanta que una película esté «basada en hechos reales» y que nos haga sentir un poco más listos sin apenas esfuerzo, mirando simplemente la pantalla de TV tumbados desde el sofá. Que alguien nos ahorre la labor de documentación y, preferiblemente, nos diga lo que tenemos que pensar sobre tal o cual tema, quién es el bueno y quién es el malo, sin tener que dedicar días a leer un libro o a rebuscar artículos por allí y por allá. En este sentido, “La batalla de los sexos” nos recrea un curioso evento de principios de los años setenta cuando un tenista retirado de 55 años, de cierto éxito treinta años antes, se enfrentó a la mítica Billie Jean King, por entonces en plena forma, para resolver en pista ciertas declaraciones de que ninguna tenista podría nunca derrotar a un contrincante masculino.

El problema de “La batalla de los sexos” es de base: intenta realizar un largometraje para llevar a la pantalla un libro que nunca debió de haber pasado de columna o artículo en algún periódico deportivo. Y es que, aunque es verdad que el partido sí que generó expectación, fue más por el show y por lo grotesco del personaje de Riggs - el típico exjugador que, colgada la raqueta, vivía de conseguir popularidad mediante declaraciones polémicas- que por el nivel deportivo o su impacto en la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Así, unos acontecimientos que se podrían resumir en tres párrafos son escenificados con tanta solemnidad y trascendencia que provocan cierto desconcierto y sopor. Tampoco ayuda que la película (probablemente también el libro), consciente de que la cosa está quedando un poco descafeinada, se adentre sin ninguna necesidad narrativa en el terreno de la identidad sexual de King para rellenar metraje. Ni que trate retrospectivamente de vender como un momento planetario, decisivo para la lucha por la igualdad, lo que no dejó de ser una anécdota. Se puede entender el interés comercial de sobredimensionar la importancia del partido para atraer al público y que vea la película, pero cada vez que presenta el partido como un hito histórico o un punto de inflexión da que pensar si realmente no hay argumentos más inteligentes a favor de igualdad que un partido entre la número uno del mundo y un jubilado.

Lenta y confusa, “La batalla de los sexos” vive en un anticlímax permanente y, para colmo, desaprovecha la baza que supone contar en tu reparto con Steve Carrell y Emma Stone sometiéndolos a la tortura de una caracterización extrema de una manera totalmente innecesaria: con tres kilos de maquillaje y prótesis, sin ninguna posibilidad de generar expresividad, los mismo daba tener a dos actores de primera línea que a dos amateurs. Y todo para trata de parecerse como gotas de agua a un señor y una señora de los que el ochenta por ciento del público no ha oído hablar en su vida.

Lo que salva la película en el balance final es lo que hablábamos al principio: que está basada en hechos reales y cuesta no llegar hasta el final para ver en qué acaba la cosa. Con bastante astucia, director y guionistas juegan la baza de polarizar los carismas señalando claramente quién es la simpática y quién el bocazas, por lo que lo normal es estar pendiente de unas escenas de tenis están bastante bien hechas y entretenidas para apoyar a King y que le cierre la boca a Riggs. Producto desigual, cuesta recomendarlo igual que cuesta advertir contra él. Yo diría que tiene requiere algo de esfuerzo y paciencia, pero el tema tiene cierto interés como para compensar la inversión. Al menos hasta que hagan un documental que condense los hechos y los presente de una manera más directa.
OsitoF
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