Hay que reconocer que los americanos son unos auténticos cachondos: los suecos hacen una película y la ignoran por completo; luego la plagian plano a plano y nominan su plagio los Oscar, Globos de Oros, etc… e incluso se autoconceden algún que otro premio. No está mal, la verdad. No es que me haga ilusiones sobre la honestidad en el mundo que vivimos, pero esto supera con creces todos los amiguismos que vemos año tras año en los Goya. La verdad, me esperaba algo más de seriedad de la que podríamos encontrar en el premio Nadal o el premio Sálvame anual…

Hay que reconocer, eso sí, que es un plagio (perdón, remake) a lo grande, echando toda la carne en el asador. Supongo que por eso, por contar con uno de los mejores directores del momento como es David Fincher, la película sube cinematográficamente muchos enteros pero su problema de base persiste: es una copia-remake de una película simple que adapta al pie de la letra una novelucha mediocre. Sobresaliente montaje, excelente fotografía, notables interpretaciones… pero la película se atraganta como un polvorón en verano porque ya estamos saturados de Suecia, Larsson, Salander y la mediocre madre que los parió. Ni la novela ni la película original resisten un análisis argumental crítico (es puro humo que triunfó por su acertada y comercial combinación de ultrafeminismo, falsa transgresión en los valores tradicionales suecos, estética tecno-gótica, conspiranoias periodísticas y final feliz) y por mucho que eso se remasterice o se americanice, no aporta más que aburrimiento y continuas miradas al reloj.

Habiendo visto el original sueco o leído la novela, no tiene demasiado sentido plantearse atacar esta versión de “Los hombres que no amaban a las mujeres” más que para asistir a un gran ejercicio de dirección. Y aun así se hace difícil resistir las más de dos horas y media (joder, ni “El Hobbit”) que dura. El hecho de que haga más de tres años desde esta película sin que se hayan copiado ( perdón, adaptado) la segunda y tercera parte me hace pensar que no debo de andar muy desencaminado. Avisados quedáis.