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Voto de Roberto Granda:
6
Thriller. Intriga En el verano de 1954, los agentes judiciales Teddy Daniels (DiCaprio) y Chuck Aule (Ruffalo) son destinados a una remota isla del puerto de Boston para investigar la desaparición de una peligrosa asesina (Mortimer) que estaba recluida en el hospital psiquiátrico Ashecliffe, un centro penitenciario para criminales perturbados dirigido por el siniestro doctor John Cawley (Kingsley). Pronto descubrirán que el centro guarda muchos secretos ... [+]
7 de abril de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“No soy parte del mundo moderno” afirmaba el célebre Martin Scorsese en una reciente entrevista, donde además admitía que sus referencias son Hitchcock, Kubrick o Bertolucci en cuanto a la expresividad de la cámara, tantas veces logrado por él ese objetivo de indagar en la mente humana y la redención (ese discurso ante el espejo de Jack La Motta, esa espiral de violencia justiciera y desquiciada de Travis Bickle…)
En Shutter Island hay un Scorsese difícil de reconocer. Repasando sus películas de la última década parece que el viejo Martin quiere tocar todos los géneros como hiciera el versátil e inconstante Kubrick.
La película está concebida para desasosegar y turbar, pero con los mecanismos de embuste y trampas que sí pertenecen a los productos más modernos. Sus guiños iniciales en estética y pose al cine negro quedan estériles por una música estridente e impropia que pone sobre aviso de un espectáculo demasiado artificioso. El aura de thriller psicológico se siente marcadamente pero no convence. La carga de irregulares introspecciones oníricas parece forzada para mostrar una emoción que no es sutil sino comercial. Hay demasiada maquinación barata, inexistencia de la maestría del director: varias escenas y giros suenan a ya visto, con algún “susto” sonrojante que parece imagen de una casa del terror de feria; su empeño en desconcertar sólo triunfa por la manera de ofrecer un puzzle que marea pero que nunca fascina, inquieta levemente hasta que hueles el desenlace por obvio y esperable.
Pero también existen cosas buenas esta dilapidada cinta: angustias veraces en los rostros de internos, frases intensas, actuaciones creíbles y miradas descorazonadoras de actores con empeño.
Scorsese mete en una extraña batidora ‘Corredor sin retorno’, ‘El resplandor’, toques de Hitchcock, de Jacques Tourner cuando fue de memorable serie B, algo que suena a ‘Identidad’ de James Mangold… y con las posibilidades de su presupuesto se permite crear visualmente una cinta más grande, aunque no necesariamente mejor.
Roberto Granda
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