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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
6
Drama Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de ... [+]
26 de julio de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los problemas que aquejan a los cinéfilos (cuando hable de 45 años comentaré otro) es esperar siempre más de los cineastas que aman. Por eso a Woody Allen lo ponemos más a parir cuando no le sale bien la jugada: él no debería infligirnos esos males. De Paolo Sorrentino yo espero cada vez más, no en vano es el autor de una de las películas más bellas de todos los tiempos, Las consecuencias del amor, que nos reveló a un actor sin límites, el gran Toni Servillo. Il divo es uno de los retratos más acerados y logrados de un gran sinvergüenza Giulio Andreotti), pasaremos piadosamente por alto Un lugar donde quedarse, y llegaremos a La grande belleza, una película irregular con momentos sublimes (Toni Servillo de nuevo), y ahora la esperada con impaciencia La juventud. De nuevo irregular, sostenida por dos monstruos de la interpretación en un cara a cara espectacular, Caine y Keitel, Keitel y Caine, dos amigos de toda la vida que pasan unos días en un spa que podría ser el de La montaña mágica. Son viejos y están cansados, han de aguantar los problemas de sus hijos, uno ha dado por clausurada su carrera (Caine era director de orquesta y compositor), y el otro aún sueña con la gran película que será su canto de cisne (Keitel es director de cine), hablan en voz alta, reflexionan sobre el (sin)sentido de la vida, nos acercan a la comedia geriátrica, género muy en boga ahora. Pero algo chirría, algo no acaba de cuajar. La fotografía es bellísima, ellos están que se salen, aparece el fantasma de Jane Fonda en el tramo final, Paul Dano es todo un descubrimiento, Rachel está tan guapa y acertada como siempre... Pero algo se le escapa a Sorrentino, no acaba de empaquetar el gran film que todos esperábamos. Tal vez demasiado pedante, demasiado pagado de sí mismo, el-gran-autor-de-moda... Por supuesto, contiene grandes momentos: la última conversación entre Caine y Keitel, de abrupto desenlace; la confesión de Weisz a su padre, que desnuda la relación entre padre e hija; el momento en que vemos por primera vez a la esposa de Caine... Pero esperábamos más de Sorrentino y de toda la publicidad desplegada alrededor de esta película. Para mis queridos obsesos, consignar la espectacular aparición de Madalina Diana Ghenea, capaz de perturbar y conturbar al santo Job. Tenéis la escena completa en YouTube, por si no os apetece ver la película entera...
Eduardo
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