Soy un gran amante del western, de manera que no pierdo la oportunidad de ver los que caen a mi alcance. Además, siempre me hace ilusión que se sigan produciendo en nuestros días, cuando todo el mundo lo da por muerto y enterrado. Slow West es una historia típica de iniciación, truncada trágicamente. Es casi imposible que un europeo civilizado pudiera sobrevivir entre aquellos brutos salvajes. Ver a Michael Fassbender en un western, y en el papel de un forajido, cuesta digerir, por más voluntad que le ponga. La fotografía es espléndida, una de las mejores que he visto últimamente, con una paleta de colores grandiosa. Los intérpretes dan el pego. La música acompaña con acierto las imágenes. Y el final à la Peckinpah está bien resuelto. Pero algo chirría, algo no acaba de cuajar, como si fuera demasiado perfecto para ser cierto. Aparte de estar rodada en Nueva Zelanda, que igual sirve para un roto que para un descosido. Supongo que merece otra oportunidad, un segundo visionado. A pesar de todo, la recomiendo, por si yo tenía un mal día...