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España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Comedia Rusia, principios del siglo XIX. En un pueblo ruso, Boris Grushenko vive obsesionado con la muerte y con su prima Sonia, aunque ella prefiere a Iván, uno de los hermanos de Boris. Pero Iván se casa, y Sonia, por despecho, contrae matrimonio con un rico comerciante de pescado. Obligado por su familia, Boris se alista en el ejército para luchar contra la Francia napoleónica e, inexplicablemente, se convierte en un héroe de guerra. Y, a ... [+]
15 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Admitámoslo, la literatura rusa queda bien en los libros de historia, pero nunca en tu mesilla.
Quién más, quién menos, no comprendía por qué Anna Karenina podía ser tan insufrible o por qué aquel caballero se jugaba su vida al ajedrez con un tipo vestido de sayo negro.
La historia estaba bien, desde luego, pero un bostezo ha caído y lo sabes.

Woody Allen también lo supo, y decidió darnos la excusa perfecta.
'La Última Noche de Boris Grushenko' es, de hecho, un cariñoso homenaje a Fiodor y a Leo diciendo algo como "sí, sois genios, habéis parido obras maestras de la literatura... ¿pero podríais editarlas en formato de bolsillo?".

Nadie ha entendido nunca y entenderá por qué las parejas de cine miran al infinito y declaman su inmensa agonía de amar mientras tienen a una persona al lado esperando una respuesta. También diría que nadie entiende que la guerra fuera un jueguecito de a ver quién mata más, ni que inmensos campos de trigos simbolicen nada más que muchísimo trigo.
Quizá sea una tremenda bofetada a la poesía, pero siendo rusos y pasándolo tan mal había que ser masoca para encima querer complicarse la vida más de lo que ya lo estaba.

Y quizás estemos buscan un sentido a una vida que, como las cosas más absurdas, se resiste a tenerlo.
Simplemente, a veces tienes suerte y a veces se te va de las manos la cosa. Claro que no pasa nada, que tener a Dios de nuestro lado ayuda en todo, y casi diría que si lo dice Woody Allen aún más.

Boris intenta terminar con una reflexión adecuada, y lo que dice no significa mucho más que el eterno plomo del trigo, de hecho.
¿Cuál sería la solución entonces, ante tanta desolación, guerras y amores no correspondidos? Puede que tomarse las cosas tan a broma que ni aún la misma muerte podrá resistirse a nuestro juego.
Vaya, una reflexión sin quererla. Casi ni hacía falta.
Charles
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