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España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Thriller. Acción Harry Callahan (Clint Eastwood) es un duro policía que se ha criado en la calles de San Francisco. Sus compañeros le llaman Harry el Sucio por sus particulares métodos de lucha contra el crimen y porque siempre se encarga de los trabajos más desagradables. Cuando un francotirador que se hace llamar 'Scorpio' asesina a una mujer desde una azotea y promete matar a más personas si la ciudad no le paga 100.000 dólares, el inspector Callahan ... [+]
15 de octubre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para cada acción, hay una reacción.
Por cada puñetazo que no se da, hay alguien que si lo hace. De igual manera que en medio de la corriente de un río siempre hay una piedra resistiendo la corriente.
Y por cada escoria miserable, siempre hay alguien que la planta cara.

'Harry el Sucio' rehuye del heroísmo que normalmente se les da a las fuerzas del orden.
Muy al contrario, presenta un sistema podrido por ambas partes, que es incapaz de atajar las situaciones de crisis y mantener cierta seguridad ciudadana. Las personas que recorren la ciudad de San Francisco tienen caras ocultas, no importa a qué lado de la ley pertenezcan.
Se palpa la obsesión y la imposible idea de una convivencia, amparada en reglas absurdas que los poderosos se creen que los desequilibrados, los vividores al margen, pueden llegar a respetar.

De entre esa confusión emerge Harry Callahan, apodado "el Sucio".
Un hombre al que muchos llamarían difícil, pero solo lo es porque dice la verdad a la cara cuando todos buscan la manera de ignorarla. Y la expone calmadamente, sin ningún tipo de ira, poseído por la determinación que tienen las personas que hacen lo que ellos creen correcto, muy diferente de lo que los que se sientan a salvo en despacho creen correcto.
No importa cuál sea la situación: la locura circundante en forma de atracos rápidos y mortales no pueden perturbar la ironía del detective, ni una amenaza de suicida su desarmante parlamento. Harry se ensucia porque cree que nadie más lo hará y porque, solo hace falta mirarle, en el fondo disfruta un poco haciéndolo, disfruta de esa cara oculta que solo quien mire por las ventanas en el momento justo podrá atisbar (es revelador que de esa manera vea dos actos cotidianos que a través de desnudez femenina revelan su faceta inmoral).

Pero el disfrute se vuelve difícil cuando aparece una mente criminal, Escorpión, carente del miedo que Harry podía ver en los ojos de los criminales al apuntarles con su Magnum.
Escorpión, solo un joven, es más que otra víctima del entorno, no se deja hacer, sino que hace: su métodos inspiran terror porque parece ser que alguien tiene un plan, aunque sea horrible, y alguien está determinado a hacer algo, alguien que ni es Harry ni tiene su sentido de la moralidad.
Don Siegel filma noches robadas en San Francisco, plagadas de negrísima oscuridad, asfixiante incertidumbre y muchas criaturas nocturnas, seres casi humanos que habitan en las sombras y desafían la visión inflexible de Harry Callahan con su estilo de vida miserable e inmoral. Escorpión le hace salir a la calle en la hora menos indicada, mostrándole la realidad que él habita cada día, y hablándole desde cabinas telefónicas, como una voz guía que impone otras reglas a la ciudad.

No es casualidad que Harry solo logre atrapar a Escorpión alejado de las sombras, perdido de su hábitat natural, como un chiquillo asustado que grita socorro.
Su relación cambia, y no es solo por ser el escorpión envenenado por su propia cola, si no porque se nota el choque entre una acción descontrolada y una reacción pétrea: ninguno de los dos parará, nunca, y las fronteras de ambos cada vez están más difusas, en ese contexto plagado de consejeros legales que no han tenido que estar descubriendo a las víctimas rodeadas en brumas de decepción.
Entre Harry Callahan y Escorpión se resumen las contradicciones de una sociedad normalmente agresiva y desnaturalizada, que ha escrito una ley solo para incumplirla, como papel tras el que se escudan los indecisos. Pero la determinación de ambos viene con un precio, porque nadie se estrella contra sus propios límites sin herirse.

Es por eso por lo que Escorpión, tras haber sido corriente decidida del río, duda, por primera vez sumándose a la masa que se deja contagiar por la locura, firmando su caída en desgracia.
Es por lo mismo por lo que Harry Callahan, siendo la roca agrietada, renuncia a su fe en un sistema que ha dejado de darle respuestas.

Y es por lo mismo, por lo que Don Siegel retira el foco, como tantas otras veces, tras haber asistido a un análisis certero pero desolador del comportamiento humano.
Charles
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