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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Ciencia ficción. Aventuras Treinta años después de la victoria de la Alianza Rebelde sobre la segunda Estrella de la Muerte (hechos narrados en el Episodio VI: El retorno del Jedi), la galaxia está todavía en guerra. Una nueva República se ha constituido, pero una siniestra organización, la Primera Orden, ha resurgido de las cenizas del Imperio Galáctico. A los héroes de antaño, que luchan ahora en la Resistencia, se suman nuevos héroes: Poe Dameron, un piloto de ... [+]
18 de diciembre de 2015
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Hemos vuelto."
Las palabras que pronuncia Han Solo son justo la expresión adecuada para nosotros.
Volvemos, sí, a la galaxia que conocemos tan bien, a ese mundo que tanto recordamos. Hay nostalgia en esa frase, como también hay ilusión por lo que puede venir más adelante, de igual manera que hay cautela por si no estamos a la altura de nuestros recuerdos.

'El Despertar de la Fuerza' se resume en esa frase.
Es una amalgama de pensamientos y deseos, no todos buenos, sobre la saga en general, sobre su (re)inicio y su posible camino: hemos vuelto, ahora qué.
Probablemente demasiado condicionados por el legado que se deja, J.J. Abrams y compañía han sido lo suficientemente listos para respetarlo todo lo posible, pero sin olvidarse de que esto es una saga familiar que debe perpetuarse en el tiempo. El peaje de una vida mejor en forma de nuevos episodios es no moverse demasiado de la casilla de salida.

Por eso sí, la galaxia sigue viéndose igual, sigue sonando igual, sigue habiendo otro viaje del héroe en camino.
La historia de Rey, la de una carroñera viviendo entre las colosales ruinas del viejo Imperio, refleja otras pasadas, pero tiene su propia identidad en los silencios que deja. Esas ruinas son monumentos a la fugacidad tanto del Mal como del Bien, restos olvidados de viejas leyendas que nadie tiene claro si sucedieron: Abrams lanza un guiño consciente a nuestra propia memoria, al demostrarnos que ha pasado mucho tiempo y queremos seguir soñando con el espacio, porque las buenas historias siempre adoptan nuevas formas para volver a contarse.
En contraposición, la historia de Finn es el polo opuesto a la vida nómada de Rey, nada más y nada menos que la de la propia individualidad frente a poderosas fuerzas que pueden llegar a dominarnos. Se da voz a una de esas caras anónimas Stormtroopers a través de la visión compasiva de la muerte, y se le marca con sangre para evitar que esa voz suya se desvanezca.
Juntos, dos exiliados de su propias causas, emprenden un viaje a la búsqueda de la verdad en la leyenda, pero sobre todo para huir de las grandes sombras que proyectan en ellos los errores de los padres, ya sean viejos (Imperio) o nuevos (Primera Orden). Que tampoco se escape la ironía de querer saber qué hubo detrás de lo que se contó, la misma pregunta que nos hacemos nosotros.

¿Y los padres? Casi se podría decir que esta historia tiene necesidad imperiosa de ellos.
Han Solo aparece con Chewbacca, y es como si no hubiera pasado el tiempo: sus persecuciones de bandas de forajidos que quieren su cabeza es casi un rasgo de carácter más que una situación repetitiva. Pero donde no hay repetición es en su relación con Leia: les vemos juntos... y ahí está. Su química sobrevivirá a cambios, tiempo y arrugas, tan fresca como la primera vez, tan inesperada como recordábamos.
A la historia no se le escapa que son ellos los responsables indirectos de que sigamos mirando el espacio, y como tal elige tratarles, como las personas que se conocen tan bien que no querrían estar haciendo otra cosa. Es decir, encontrarse en el hangar antes del siguiente asalto al Mal (como concepto, no importa su origen).

Habría que preguntarse: ¿son ellos los héroes, el Bien, los que provocan la aparición continua del Mal?
La Primera Orden se muestra poderosa y majestuosa como era su inspiración, pero como nos deja claro el rostro aniñado del General Hux (y el miedo de Finn), son jóvenes. Incapaces de comprender los errores de sus padres, atrapados por ellos.
El rostro de su mano ejecutora, Kylo Ren, se mantiene oculto evocando aires de otro villano de máscara negra, pero sigue siendo un niño enfadado consigo mismo. No puede madurar pero desea hacerlo pronto, y es esa su mayor maldición: saber que no está a la altura para ser ese Mal que consiguió aterrorizar la galaxia.

De repente, vemos para qué sirve esa nostalgia: comprendemos a Han en este Episodio VII como no comprendimos a Obi-Wan del todo en el Episodio IV. Hemos vivido con él, y verle fallar como viejo cansado en una aventura en la que debe pasar la antorcha es el mismo conflicto de aquel caballero Jedi, que se lamentaba de los errores del pasado.
El círculo se repite, y el viejo maestro, el insospechado maestro en este caso, adiestra nuevos caballeros para la lucha del Bien contra el Mal, uno que él ha creado, que se repetirá siempre mientras existan los héroes. Es algo que está presente en el núcleo duro de esta saga, los errores y la redención que lleva enfrentarlos.
Por ello es casi perdonable que no sea el gran salto adelante prometido, y sea más bien una re-edición de lo que tanto nos gustó: porque el futuro se antoja brillante, quizás.

En su conclusión, la historia extiende física y metafóricamente una mano anhelante, un último gesto con el objetivo de finalmente llevarnos de vuelta, a la fantasía que hemos olvidado. Hay muchas promesas ahí, que parecen apelar directamente a nuestra fascinación infantil, todavía presente pese a los años.
Tomemos esa mano. El tiempo dirá si seguirá siendo nostalgia canalizada del pasado, o se ganará su lugar entre las estrellas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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