Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
5
Drama Nuevas aventuras tanto personales como deportivas del boxeador Rocky Balboa, que en esta ocasión debe enfrentarse a un duro y frío boxeador soviético, llamado Ivan Drago. (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es de extrañar que Rocky, personaje anclado al sentir popular estadounidense, participara en la Guerra Fría.
Y podría habernos dejado el que puede ser el capítulo menos inspirado de su vida, de no ser porque su fuerte filosofía sigue de fondo hasta en los momentos más flojos.

'Rocky IV' se mueve entre dos frentes bien diferenciados: lo que puede ser y lo que el momento le pedía ser.
El primero, bien delimitado por Apollo Creed, un boxeador que se da cuenta de que sus días de gloria ya no volverán, y que ha pasado demasiado tiempo detrás de otros. Y el segundo, una exaltación del saber hacer estadounidense, honesto y luchador, frente a la Rusia comunista perversa y tramposa.
De esa manera, quedan dos historias que no acaban de casar muy bien, pero que sin embargo dejan fugaces aciertos.

Dos guantes de boxeo, patrióticos a más no poder, abren la historia.
Podría ser un mal presagio, pero lo cierto es que nada más lejos de la realidad en su primera mitad: Apollo Creed se presenta como un hombre estable, pero que se sabe derrotado, e invisible para las cámaras.
No ha perdido el espíritu luchador que ya le hizo enfrentarse a Rocky, y es precisamente eso lo que le meterá en problemas aceptando luchar contra Iván Drago, campeón ruso de boxeo que desembarca en Norteamérica con el objetivo de humillar a sus campeones. Podría confundirse el gesto de Apollo con chulería, pero hay un fondo más sincero detrás de esa decisión, y no tarda en mostrarse.

Apenas una leve conversación, solo un apunte, remarca una verdad que esta saga no puede evitar enfrentar.
Somos toros, dice Apollo, gente que no se rendirá y que necesita volver a subir al ring, no importa que cueste, porque solo ahí encontramos verdadera vida. En pocas palabras, logra resumir algo que se venía fraguando desde antes y que por fin se expone en toda su crudeza.
Si hubo alguna vez ganas de boxear y de luchar, siempre las habrá, hasta el final. Ni la familia, ni la vida acomodada, ni la promesa de estabilidad, pueden borrar eso. Parece que ni siquiera la propia sombra de la muerte.

Quiero creer que cuando Apollo hace un numerito 100% norteamericano delante de Drago solo se quería exponer la inevitable ansia de gloria que el primero quería volver a sentir. Eso que va tan aparejado a volver a luchar.
Y es en el fondo eso por lo que Rocky vuelve al ring: porque no puede evitarlo, es su naturaleza, y la fuerte amistad con Apollo solo es un complemento de eso.
Adrian una vez más queda como la conciencia que nadie escucha, pero por una vez no podemos evitar sentir que tiene razón, y ver al Potro Italiano como un loco que, como su amigo, solo busca una gloria para probarse ante otros.

Lamentablemente, este fondo duro se desvanece ante exhibiciones de fuerza que tienen más que ver con sacar paquete ante la Unión Soviética que con el drama de Rocky.
Quedan apenas algunos chispazos: un entrenamiento que tiene como mantra "no hay dolor", el temible frío siberiano, la sensación de aproximarse a un enemigo imbatible dejando todo lo bueno atrás... momentos que se pierden ante la época y ante la repetición de un esquema que ya no podía dar mucho más.

No se puede culpar a Rocky de querer arreglar la Guerra Fría él solo.
Pero si se puede culpar a Stallone de abandonar a su personaje al más puro espectáculo de masas, por mucha verdad que revista su alegato final.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow