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España España · Madrid
Voto de Charles:
5
Comedia. Terror Un repartidor de pizza es asesinado mientras trabaja y la ciudad comienza a buscar un responsable. Entre la lista de posibles candidatos figura un fantasma, un traficante de drogas e incluso un hombre-lobo caído en desgracia. (FILMAFFINITY)
24 de septiembre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad, no habla muy bien de una película el que no te "deje" entrar en su historia hacia bien tirada la mitad.
Tampoco el introducir un mundo supuestamente sobrenatural que no sabes si se enmarca en la seriedad, la parodia o la licencia artística, de lo mal explicado y representado que está.

Porque 'Slice' se ambienta en la localidad de Kingfisher, donde licántropos, fantasmas y brujas campan a sus anchas, con gueto propio desde el que no dar problemas.
Pero tú no te das cuenta hasta que llevan varias veces hablando de que si fantasmas allí o allá, piensas que será una coña del pueblo asociada a su leyenda fundacional, y DE REPENTE chocas contra la cruda realidad del maquillaje de cuatro duros.
Ostia, que es eso.
Gente pintada como si estuvieran pasando el peor resfriado de sus vidas.
Okei pues.

Solo con ese detalle te puedes hacer una idea de lo poco cuajada que estaba, en la mente de sus responsables, esta realidad alternativa con pinta de Halloween y ganas de comentario social.
Porque sí, el esperpento carnavalesco solo tiene como única función hablar de alcaldías, minorías y grupos de presión sin tener que llamarlos así en ningún momento, deslizando por lo bajo una guarrindonga metáfora en la que el hombre negro lobo es principal sospechoso ante los medios del asesinato de un pizzero blanco en Ghost Town, el gueto antes mencionado.
Nunca me queda claro si la intención era la sátira más surrealista, la sencilla diversión o la serie B más gamberra, pero tampoco importa mucho cuando todos los intentos de comedia están tan tímidamente llevados.

Creo que el director se flipó con la posibilidad de ser "importante" desde la cutreza, recurriendo a toda la problemática social que pudo meter, y se olvidó de que tiene unos efectos tristísimos que no aguantan el ponerse serios.
Una pista de lo que podría haber sido queda, sin embargo, en ese alcalde veleta haciendo repetitivos comentarios a un vecindario asustado, o Zazie Beetz demostrando que la actitud es un grado cuando tu personaje es más plano que el papel en que está escrito.
E incluso me reiría con el encargado de la pizzería que mantiene la profesionalidad por muchos empleados que le desaparezcan, y lo primero que piensa al descubrir muertos en su sótano es por qué no pagan la renta, pero no puedo suspender tanto la lógica como para seguirle la coña (porque la peli ni lo intenta ni le apoya).

En fin, que sabores raros e inesperados, sobre todo en cine, son bienvenidos.
Pero el riesgo de experimentar con los ingredientes es que el resultado te sepa a culo.
Charles
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