Si los gatos son considerados animales egoístas (por mi experiencia jamás afirmaría algo así), lo de estos tres felinos enjaulados en una mansión francesa es el paradigma de la ambición y la codicia individual: sus movimientos no responden más que a sus propios intereses. Una lástima, por lo visto hasta ahora las primeras películas de René Clément son tan exquisitas que no me cuadra que tras veinte años de carrera, y unas cuantas obras rebosantes en poesía, realizara "Los felinos", un noir acerca de un triángulo amoroso que salta de una situación extremadamente improbable a otra más absurda. Y el problema no es sólo que sean hechos inverosímiles, el problema al enfrentarse con este tipo de decisiones del guión se encuentra en el buen gusto.

No le reprocho nada que tenga que ver con la exquisita fotografía en B/N y la filmación en exteriores, Clément sabía lo que hacía, pero la cuestión de peso que es el nudo y el desenlace es francamente desastroso: ¿cuestión de gustos únicamente?; vaya, comparo este film negro con otros, franceses también, y no resiste esa comparativa. Probablemente el director se vio obligado a recurrir a las caras bonitas de la época porque el que es un trabajador, pertenezca al sector que sea, también tiene que comer. "Los felinos" está lejísimos de ser la mejor película del director francés, en mi opinión es poco más que pasable.