Esto sí que es mi rollo, películas así, sin pretensiones argumentales, bastante básica realmente, pero tan bien hecha que engancha desde el principio. Es cierto que puede o no gustar la estética de películas del oeste, pero desde luego, si es así, "Pat Garrett y Billy The Kid" debe considerarse una de las mejores de su género. La amistad entre los dos diablos, esos primeros planos, a ver quién es el más chulo, la música de Dylan y tantas otras cosas configuran un total de dos horas de preciosismo absoluto, una película repleta de imágenes y llena de motivos de satisfacción.

Y es que simplemente me reafirmo como admirador de Peckinpah. Sólo soy uno más, uno entre muchos, y una de las razones es que nadie más que él le ha dado al cine unos tiros tan bien dados mientras suena Dylan de fondo. Yo, desde aquí, se lo agradezco, es lo mínimo.