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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
5
Drama. Acción California, año 1900. Jim Fallon, un hombre sin escrúpulos que trabaja en una explotación forestal, y su amigo Yukon Baurns llegan a la tierra de las grandes secuoyas. El propósito de Fallon es estafar a los empobrecidos granjeros que acaban de enterarse de que las reclamaciones que han hecho de sus tierras carecen de validez. (FILMAFFINITY)
1 de junio de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película pequeña, hecha para disfrutarla en un abrir y cerrar de ojos, breve y de ritmo elevado. Ciertamente, como bien apunta otro usuario, "La ley de la fuerza" (nueva espantosa traducción del original inglés) es un largometraje cuya principal virtud es que el trato del hilo narrativo es impecable. De principio a fin, desde la presentación del protagonista hasta el desenlace, no se puede protestar su coherencia interna. El guión fluye de manera impecable, otra cosa son los gustos y la simpatía por el contenido que se nos ofrece. En general, y esto ya es subjetivo, las películas próximas al western me atraen tanto como el western ortodoxo, y en este caso la presencia de elementos propios del género me ha encantado. Además, aparece Kirk Douglas como un lobo salvaje (más que tigre, cuestión de percepción) que acaba convirtiéndose en corderito.

Sin embargo el lucimiento de Douglas, con todo lo bueno que ello supone, es poca cosa aquí. La presencia innecesaria y constante de la Biblia entre las secuoyas con esos colonos tan pesados con la palabra de su señor siempre puesta en su boca me ha repelido, de hecho la apología de la buena moral cristiana es algo que me ha repateado porque sencillamente no hacía falta. Además: ¿cómo entender eso de defender el bosque cortando "sólo" los árboles más jóvenes y no cortando los viejos? Incomprensible.... En fin, tiene cosas buenas y cosas malas, como en toda película, pero en este caso me temo que lo negativo es más evidente y acaba explicando por qué "La ley de la fuerza" ocupa el lugar que ocupa. Es bastante prescindible y sólo encaja como relleno anecdótico de alguna tarde ociosa. Eso sí, los muy seguidores de Douglas no deberían perdérsela, se mueve en su salsa.
Luisito
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