Una película que cualquier amante del cine clásico debe de haber visto.
El reparto es fantástico. Ver a Erich von Stroheim haciendo de sí mismo (aunque con el nombre cambiado), o a Nancy Olson en un personaje entrañable que hace que la historia resulte todavía más cruel, así como a un simpático Cecil B de Mille haciendo de sí mismo, siempre resulta interesante. Por otra parte , la Swanson está soberbia, y aprovecha todo su histrionismo del cine mudo para transmitir toda esa locura que el personaje sufre.
Pero me dejo ara el final lo mejor: los dos Guillermos.
William Holden está insuperable, transmitiendo todo lo que el personaje requiere. Es posiblemente una de sus mejores (si no la mejor) interpretaciones.
Y Billy Wilder, magnífico director de actores, que además escribe uno de sus mejores guiones, con ese humor negro que tanto le caracteriza.