En las profundidades más oscuras del océano habitan toda una amalgama de bichos escalofriantes, seres de tinieblas que inspirarían temor hasta al más duro de los hombres. Debido a nuestros no tan avanzados como creemos medios, todavía no hemos podido llegar a explorar esas dípticas latitudes, donde el frió y la presión son tan elevadas como en el espacio exterior. Monstruos cuasi prehistóricos se esconden en lo más hondo, esperando a que algún día podamos llegar a descubrirlos, y, si es necesario, a destruirlos.
Esto es básicamente lo que les ocurre a nuestros trasnochados protagonistas, que llegan al descubrimiento de una de estas bestias infernales, y, por su propia seguridad y la de la raza humana, deberán acabar con su infame existencia.
Las inmersiones submarinísticas, Jason Statham, la adorable Bingbing Li y el niño gordo del flotador y del helado son los unicos puntos positivos de una cinta que me temo que tiene poco que ofrecer al espectador mínimamente exigente.