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España España · Barcelona
Voto de Payachu:
9
Comedia Rusia, principios del siglo XIX. En un pueblo ruso, Boris Grushenko vive obsesionado con la muerte y con su prima Sonia, aunque ella prefiere a Iván, uno de los hermanos de Boris. Pero Iván se casa, y Sonia, por despecho, contrae matrimonio con un rico comerciante de pescado. Obligado por su familia, Boris se alista en el ejército para luchar contra la Francia napoleónica e, inexplicablemente, se convierte en un héroe de guerra. Y, a ... [+]
28 de julio de 2007
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen es un genio contemporáneo del que se puede afirmar que es el mejor de entre mejores. Nadie puede decir que no le gusta su cine, o que él en especial no le cae demasiado simpático, pues entonces está mintiendo o errando como jamás errará en su vida. Allen es un fenómeno divino de la naturaleza, y para muestra un botón, esta película que nos atañe ahora. La última noche de Boris Grushenko, o Boris Karloff, o como se llame, es una de esas películas que le hacen a uno partirse de risa, pero con la tranquilidad de saber que esta risa no es una efecto de alguna tontería como Butt-head diciendo a una sexy azafata: "Como que vas a Las Vegas, jajaja". No, este sensacional filme es la más brillante comedia de la etapa surreal de Woody, tal vez la primera etapa que sí, existió, y que nos ha dejado escenas míticas y diálogos simplemente inmejorables.
Aquí Allen hace del susodicho Boris, un pobre diablo que debe vencer a sus demonios y huír a la par de la noche, y tratar de no perderse en la memoria. Sí, no estoy diciendo más que giliflauteces, pero es lo mejor que uno puede hacer. El filme es tan brillante que no me siento capaz de hacer una sinopsis o sipnosis sin que se me caiga la cara de vergüenza. Demasiado buena para creerme capaz. Bueno, en cualquier caso describiré un par de escenas que me chiflan: Boris se hace pasar por Don Francisco, un hombre que se supone ha de reunirse con Napoleón, y su chica (Keaton), se hace pasar por su hermana. La cosa es que Boris no recuerda ni como se llama la hermana de Don Francisco, así que se refiere a Keaton como "la doña esta (la donya aquesta, en catalán)".
También me chifla que Allen en su primera etapa besara siempre a sus amantes en la mano, un gesto de romántica galantería pero también de gran comicidad: Está ahí en la cama, a punto de hacer sexo y... ¡MUAC! MUAC! ¡Toma besito dulce! Qué genio es este señor.
Nada más, un abrazo para Joan Pera, el doblador, que es un gran artista y que soy su fan incondicional.

Ah, dejad que Woody ruede en paz, y no seáis tan pesados, por favor.
Payachu
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