Resulta increíblemente satisfactorio el sentimiento de excitación que crea esta asombrosa película biográfica. Straight Outta Compton origina en cada uno de los espectadores las ganas, e incluso la pasión, por la música rap y genera la sensación de ser expertos en los artistas de la película en el ámbito biográfico y discográfico, además nadie sale de la película sin tener toda la cultura y la gente de Compton iladas al pensamiento.

La película, desde el minuto uno, empieza pisando fuerte con escenas insustituibles de acción y música de la mano (y voz) de los propios personajes protagonistas, que constituirá una de las bandas sonoras más electrizantes que se hayan escuchado. Recuerdo que cada vez que sonaba una canción, los altavoces bajos del cine incrementaban su volumen, creando, así, una película excitante y motivadora para los amantes del rap. Sin embargo, en diversas ocasiones se puede apreciar que Straight Outta Compton parece ser una película para gente con gusto musical y ningún gusto por el cine, ya que la música eclipsa los diálogos resultando, de esta manera, ser enervante. Yo, personalmente, he escuchado más a MC REN “rapeando” que conversando. Y, además, es la primera vez que veo una película musical en la que en ningún momento se hace uso de música ambiental, sino de canciones de un mismo género y artistas (Gangsta Rap de NWA) cuya reproducción en la película resulta previsible y poco agradable.

No obstante, resulta ser una película enriquecedora desde un punto de vista cultural y moral. Los alumnos en la escuela aprenden “discriminación” como concepto, pero este concepto no cobra importancia hasta que no ven su gravedad en ejemplos físicos como es Straight Outta Compton. Durante la película, el director, Gary Gary, nos ilustra con imágenes reales de la discriminación racial acompañada por una perturbante, pero cierta, violencia policial que es ejercida con uso inadecuado de la autoridad, cuya visualización es necesaria para la comprensión de la realidad actual en los barrios conflictivos.También refleja la división jerárquica de las calles y la dificultad para la supervivencia. Pero esto es necesario para revivir el fuerte golpe que este género musical, el Gansta Rap, dió en la cultura. De esta manera, la película nos enseña testimonios y hechos olvidados de los años 80 que la gente no puede encontrar en los libros de historia.

Finalmente, he de mencionar, cómo no, a los actores. Muchos críticos coincidimos en la interpretación genuina de O’Shea Jackson Jr, Corey Hawkins, Jason Mitchell, Neil Brown Jr y Aldis Hodge, todos excelentes en sus respectivos papeles. Y, aunque el vocabulario sea excesivamente soez, generando un diálogo repetitivo y vulgar, y la historia de cinco protagonistas deje una trama pobre y poco completa, los actores hacen que esta película sea más que real y eso, la emoción que son capaces de contagiarte, no tiene precio.

Para concluir, únicamente voy a decir que es posible que esta película sea excesivamente comercial, e incluso puede parecer un anuncio publicitario de dos horas y treinta minutos, y puede que la introducción de los personajes deje mucho que desear (me refiero a DJ YELLA y MC REN), pero de una cosa estoy seguro: esta es una de las mejores películas biográficas jamás vistas y despertará un interés apasionado de todos los públicos por la música rap sin ninguna duda.