Existe en España una especie de casta de imbéciles con un delirio enfermizo: cambiar como sea la historia de la guerra civil. El que conozca un poco este histérico país sabrá que entre las filas de esta grey de indocumentados figuran los políticos y artistas más mediocres del solar ibérico, viviendo ambos en auténtica simbiosis. Pues bien, es una auténtica obsesión por parte de estos catetos la de reescribir la historia al modo orwelliano, creando una realidad paralela donde Franco pierde la guerra algo así como 1000 a 0. A esta tarea se dedican pues con denuedo echando al ruedo todo el peso de su propaganda, que no es poco.

Con la excusa de la lírica y la poesía y esas cosas tan sensibles que son monopolio republicano, nos mete aquí con calzador este Guillermo del Torete un bodrio pseudo-progresista donde no falta ninguno de los personajes clásicos fuenteovejunos del "bodrio guerracivilista", género cumbre del cine hispano, a saber: el facha fachoso maloso, repeinado hacia atrás y cabrón a más no poder; el bondadoso doctor-profesor republicano, que siempre es apedreado o vilipendiado y muere como mártir; la criada humildísima y decentísima, que es rondada por el facha fachoso que se la quiere tirar vilmente y luego si te he visto no me acuerdo; los niños, que en su innocencia natural rosseauniana son ya socialistas, marxista-leninistas y republicanos; los maquis, abnegados héroes que siguen luchando contra viento y marea contra el facherio, etc. Tan sólo falta un rol, el del cura gordo que una de dos, o sacude con saña a los niños o los viola. Y es que sin un buen cura hijoputa el film pierde mucho, pero bueno se lo pasaremos por alto al Torete, que es primerizo en esto del "bodrio hispano".

Otra cosa, por favor despidan al de vestuario, esos ridículos uniformes de fachas con águilas gigantescas, mezcla de uniforme de las SS y aduanero psicópata, no existen ni han existido nunca. Sencillamente son ridículos, aunque no más ridículo que la escena "real" de Federico Luppi: "Esteee, salvaaaste el reino de los faunos pibe, cho te declaro reina en nombre del gran Diego Armando. Amén boluda".

Por otra parte, guión previsible y tontorrón a más no poder. Tan sólo se salvan algunas de las escenas de la imaginería del director artístico, a pesar de unos efectos especiales de procesador 386.

Las mierdas que se tiene que tragar uno.