Si imaginas una mezcla entre una película infantil de Warner (tipo Space Jam) pero con personajes sin carisma, le sumas a un Eddie Murphy en baja forma y con poca capacidad de acción (es una película familiar, nada de desmadres a lo Príncipe de Zamuda), y una tonelada de millones de dólares en efectos especiales, obtienes Pluto Nash: el mayor fracaso de taquilla de la historia.
No es mala, solamente insufrible. El boca-oreja corrió más rápido que el dinero de los productores. El resto, como dicen, es historia.