La cinta arranca con fuerza hasta el primer cuarto de hora en el que la expectación se transforma en decepción. A partir de este momento toma el protagonismo la sensación de sopor que te produce una película cuando ves que no te aporta nada. La película parece fruto de la improvisación más absoluta, con un guión mediocre que se autolapida entre las cuatro paredes en las que discurre la historia.
Lo único destacable es la fotografía y el reparto. Es una pena que con el elenco de actores y los medios de los que han dispuesto, no se le haya sacado jugo a lo que en apariencia parecía ser una gran idea.