La sospecha de enfermedad mental que envuelve el guión es perfecta para entender cómo en EEUU se estudia que la Tierra tiene 5.000 años, tal y como dice la Biblia. La ignorancia elevada al grado sumo produce psicosis propias de personajes de Alfred Hitchcock, y cuando no se la presenta como argumento explícito de película de terror, se obtiene un relato desapasionado que produce un horror silencioso donde la estupidez se convierte en protagonista de una vida condenada a la no vida, consumida por la paranoia, un desprecio del tiempo de vida a favor del miedo, de la nada.
La basura en bandeja de plata al estilo de Fiódor Dostoyevski. Para pensar, sí. Para pensar lo maravilloso que es no ser así: Un American Idiot.