Esa escena en la que el recluta patoso es linchado en mitad de la noche por sus compañeros, una de las cosas que le hará perder el juicio, lo cual desembocará en esa otra escena en la que acaba con Hartman y con su propia vida.

Claro, tras ese clímax lo que viene después puede parecer malo en comparación. Pero en realidad no lo es, la película es buena hasta el final sólo que la primera parte es tan buena que eclipsa irremediablemente a la decente segunda parte.

En cuanto a la música, esta vez Kubrick ha prescindido de la música clásica y ha optado por temas más "actuales" como "Surfin' Bird", "Wooly Bully" y "Paint it Black". Supongo que como Coppola ya había utilizado a Wagner en su película sobre Vietnam era preferible diferenciarse un poco.