Crítica escrita tras finalizar la primera temporada.
Sabiendo que el cineasta mejicano era el co-autor de las novelas de la trilogía de la oscuridad (“Nocturna”, “Oscura” y “Eterna”), estaba clarísimo que tarde o temprano habría una adaptación.
Además, el material se prestaba mucho a ello, tanto por la forma (capítulos cortísimos y de lectura muy amena, con un estilo muy cinematográfico) como por el contenido.
Este traslado en forma de serie, al menos en su primera temporada, me ha resultado bastante satisfactorio.
No aprecio cambios demasiado importantes, aparte de que todo se alarga mucho más, con las posibilidades de tiempo que da una serie.
Los efectos especiales están bastante bien, y el ritmo, aunque en ocasiones puede parecer lento, es bueno porque todo lo que pasa es interesante. Eso sí, el misterio del avión del principio se desvela demasiado pronto para mi gusto. En el libro se tardaba más tiempo en descubrir el “pastel”.
Se nota mucho la mano de Guillermo del Toro en ambientación y diseño de producción. Aunque este director tenga algunos títulos bastante malos, esta serie no se puede catalogar como tal.
Entre los personajes, me quedo con Abraham Setrakian. Sus “flashbacks” ofrecen una historia adicional que complementa muy bien el argumento. El actor, al que pudimos ver en “Broadchurch”, lo hace bastante bien.
Si bien no consigue dar demasiado miedo, sí que es cierto que en algunas secuencias es un poco agobiante, pues vemos como el grupo lo pasa bastante mal para sobrevivir en Nueva York.
Se trata de una serie muy recomendables para “frikies”, que sigue un poco la estela de “The walking dead”, salvando las distancias.