Este tercer episodio de "Arise", con una trama de corrupción relacionada con la distribución del agua, me ha gustado algo menos que los dos previos.
Como curiosidad argumental, podemos comprobar aquí que Motoko Kusanagi no siempre ha sido tan solitaria como nos hemos acostumbrado a ver en el resto de la franquicia.
El tema del hackeo de órganos prostéticos da mucho más juego en este capítulo, que se preocupa más de la investigación y de desarrollar la personalidad de la protagonista, en una vis nunca vista hasta ahora, que de ofrecer secuencias de acción o de ciencia ficción.
Aun así, no deja de estar en la línea de la serie, y se deja ver.