Aunque me ría mucho con ella en “La que se avecina”, nunca había imaginado que Macarena Gómez pudiera hacerlo tan bien en un papel serio.
Este thriller ambientado en los años 50 (por lo que parece, porque no lo dicen) no se centra en el franquismo y la post-guerra, como tantas otras. Pero ese marco histórico y social es clave para el desarrollo de esta intriga psicológica, con pocos personajes y menos escenarios.
Tiene un estilo teatral, en el sentido de que todo transcurre en una casa. Siempre digo que tienen mérito estas películas que con tan pocos recursos consiguen tener tan buenos resultados.
Sin entrar en detalles que estropeen las sorpresas, se puede decir que es una mezcla de “Misery” y “Carrie” a la española, con muy buenas escenas de tensión, efectos especiales más que decentes y sobre todo una estupenda interpretación de la actriz andaluza, sin menospreciar a los secundarios, excepto Carolina Bang, que actúa tan mal como siempre, la pobre. Echo en falta que Luis Tosar hubiera tenido un poco más de presencia, pero es que no es el personaje más importante, para variar.
También es un acierto su breve duración. Si no hay más que contar, ¿para qué alargar la cosa con escenas de relleno? El ritmo es, por tanto, el adecuado.
Tenemos una nueva demostración de que las cosas bien hechas no necesitan de grandes artificios. Si el argumento y los actores están bien, no hace falta nada más.
Bravo por los directores y guionistas.