Mucho me temía con el cambio de rumbo de la saga y dejarla en manos de McG (creador de los bodrios de "Los ángeles de Charlie").
Afortunadamente, los resultados en este tipo de cine no suelen depender tanto del director como del guión, producción, casting y efectos especiales.
Pero aún así, McG realiza un sorprendente buen trabajo, manejando con gran solvencia la cámara en las escenas de acción e incluso aportando algún que otro breve plano-secuencia (helicóptero, terminator gigante) que demuestran que sabe hacerlo bien.
El giro de la saga le sienta de maravilla. Ya estábamos hartos del mismo esquema (terminator malo y un defensor, John Connor en el presente) y aquí cambiamos al futuro devastado por las máquinas. Además, John Connor, que siempre cambia de cara en cada entrega, está encarnado por Christian Bale, un gran actor que suele dar garantía de calidad. Conoceremos también a Kyle Reese, la resistencia y una fábrica de terminators. Todos estos elementos hacen que sigamos teniendo la esencia de la saga creada por James Cameron, pero en un entorno que solo habíamos visto de pasada en las entregas anteriores.
Hay mucha acción y es espectacular, a la altura de lo que la franquicia se merece. Entretiene de principio a fin, y tendremos muchos guiños dedicados a los fans, además de una agradable sorpresa.
Tan solo se le puede achacar alguna que otra incongruencia con la línea argumental anterior. Por ejemplo, siempre nos dijeron que los humanos vivían la guerra escondidos de día y que estaban perdiendo estrepitosamente. Aquí van por la superficie como Pedro por su casa, además de estar bastante bien equipados militarmente (hasta tienen cazas) y no vivir tan mal como parecía en los flashbacks de "Terminator 1". Pero bueno, se les puede perdonar.
Quedamos a la espera de nuevas entregas que presumiblemente se harán (o eso espero), pues aún nos faltan cosas por ver en este trágico futuro.