No abundaron en los años 90 los títulos de fantasía en mundos de espada y hechicería, desde luego no como en los 80 desde que surgió Conan.
Esta es una fantasía medieval en la que conocemos al último dragón vivo, con una presencia imponente gracias a unos efectos especiales más que dignos. Especialmente buena es su interacción con el agua, y el hecho de que se vea tan bien a plena luz del día. Además, la voz le imprime una gran solemnidad. En el caso de España, el doblaje del "bicho" corrió a cargo de Paco Rabal, y a fe que está bastante bien. Aunque sería bueno escuchar al Sean Connery de la versión original, que seguro que es mejor todavía.
Dennis Quaid siempre ha estado perfecto como héroe de aventuras. Su personaje es arquetípico y no le falta el sentido del humor. Entre los secundarios, está el gran Pete Postlethwaite, en un papel también un tanto cómico.
Sin embargo, la inserción de humor en este tipo de películas comerciales familiares ha variado mucho, y en los 90 lo hacían mucho mejor que hoy en día (2019), donde los chistes son tan tontos que dan vergüenza ajena.
La película es bastante divertida y muy vistosa en las escenas en las que participa el dragón, que como digo está bastante bien hecho en su interacción con el entorno y los personajes. Con todo lo grande e impresionante que es, se le termina cogiendo mucho cariño como a cualquier personaje mítico del cine de aventuras. No faltan los momentos tristes herederos de Disney y "E.T.".
El estilo, de hecho, es muy de los 80, y la película está bien. Pero aun así, deja la sensación de que se podría haber aprovechado todo un poco más, y que habría dado para una mayor espectacularidad en las escenas más importantes.
Con todo, es recomendable. Por cierto, la banda sonora está bastante bien. No me extraña que alguna vez la haya escuchado en algún anuncio publicitario.