Rocky es elegido como adalid del capitalismo en esta lucha de titanes entre las dos superpotencias de la guerra fría.
Estamos en la mitad de la franquicia, y para tratar de hacer algo un poco novedoso no se les ocurrió otra cosa que enfrentar a Balboa contra un coloso soviético, encarnado por el musculoso Dolph Lundgren. Este actor especialista en acción (como no podía ser de otra forma), debe toda su fama a esta película. ¿Quién no le conoce como el ruso de “Rocky IV” de toda la vida? Siempre será más fácil decir eso que intentar vocalizar su complicado nombre.
La película no es más que una americanada ultrapatriótica estadounidense de la era Reagan. Algo parecido a lo que hacía el otro gran personaje de Stallone (ese conocido veterano de Vietnam), pero trasladado al mundo del boxeo.
Poco queda ya del Rocky más humano y cercano que entrenaba a solas por las calles de Philadelphia. Aquí ya es totalmente famoso, y en la película podemos verlo a nivel de cualquier superhéroe capaz de dejar bien alto el orgullo de la bandera de barras y estrellas. Sus dramas personales y familiares se quedan un poco de lado, centrándose mucho más en el boxeo en sí (entrenamiento y enfrentamiento)
Más allá de todo ese trasfondo de “los norteamericanos somos los mejores”, el combate al que toda la película está enfocada es una pasada. La lucha entre Balboa e Ivan Drago es épica, y se dan una paliza tremenda y violenta que me impresionó mucho cuando vi la película por primera vez siendo niño. ¡No hay dolor!
Viene precedida por diversas escenas de entrenamiento, acompañadas por la buena música habitual de esta saga.
Y tiene poco más. Quitando el boxeo, solo tenemos al cansino de Paulie con un robot que le han regalado (está claro que su inteligencia artificial es bastante inverosímil para estar en 1985), y una Adrian tan preocupada como siempre. Bueno, y por supuesto lo que pongo en “spoiler”.
Como curiosidad, podemos ver a Brigitte Nielsen haciendo de esposa de Drago, cuando en la vida real (no sé si en esa época o algo después) era la esposa de Stallone.
En conjunto, creo que la película es inferior a las tres que le preceden. Incluso si la vemos desde un punto de vista objetivo, podría ser mala. Sin embargo, el espectacular combate, junto con el hecho de haberla visto por primera vez en los 80 de niño, la dotan de esa nostalgia especial que hace que mitifiquemos muchas producciones de esa época. De esta forma, me parece más buena de lo que realmente es.